Las personas que han viajado con niños saben que en ocasiones es difícil para ellos y para quienes los acompañan, aguantar mucho tiempo sin moverse y sentados, sobre todo si son viajes largos. Si además el viaje es en avión, la experiencia es diferente ya que no se pueden hacer paradas cuando se deseen, los asientos son relativamente pequeños y se viaja rodeado de mucha gente a la que no se conoce.
Entretenimiento
En el momento de entretener a un niño cuando se viaja en avión hay que tener siempre en cuenta que no se está solo en la cabina y que se debe un respecto recíproco al resto de los pasajeros, tanto si se viaja con niños como si no. Y es que crear una experiencia que sea agradable para los pequeños les va a ayudar a convertirse en unos mejores viajeros el día de mañana.
Por ello es conveniente preparar algunos tips para ayudar a organizar un viaje que sea largo y que se va a realizar a miles del metro del suelo. Uno de los más importantes es el entender el vuelo en bloques de quince minutos. Así por ejemplo si el viaje dura tres horas se pueden organizar bloques de quince minutos cada uno, por lo que conviene tener preparada hasta diez actividades diferentes que se pueden ir rotando según apetezca. La media hora que resta se destinaría a los quince minutos de aterrizaje y despegue que ya por sí mismos suelen ser bastante entretenidos, especialmente si se está cerca de una ventanilla.
Entre estas actividades se pueden encontrar la de leer un libro, colorear un cuaderno o jugar con pegatinas. También es posible ver una película o utilizar una app en una table. Los aperitivos también pueden contar a la hora de dividir en bloques el viaje, pudiéndose destinar una gran parte del viaje a compartirlos con ellos, aunque eso sí, lo mejor es traerlos ya de casa para evitar pagar el precio exagerado que se paga a bordo. Hay que intentar elegir alimentos secos que no tengan exceso de azúcar pero que gusten a los niños. Estos aperitivos tienen que ser saludables y si es posible, que puedan prolongarse durante un buen rato. Por eso es mejor que sean unidades pequeñas como unas cerezas por ejemplo, en lugar de ser una unidad única como un sándwich.
Importante también es hacer hincapié en que durante el viaje se puede aprovechar para que el pequeño duerma un poco. Se puede hacer retrasando la hora de su siesta para que coincida con el momento del vuelo, buscando un vuelo que coincida con las horas de sueño del niño o probando a ajustar dichas horas poco a poco en las semanas anteriores a este largo viaje. Es fundamental incluir en el bolso de mano una almohada, una pequeña manta o incluso su pijama, para que le resulte lo más cómoda posible su postura en el asiento durante el vuelo.