El celular es un efectivo medio de comunicación para ubicar a cualquier persona sin importar el lugar pero últimamente se esta volviendo una obsesión para los jóvenes y ya no lo observan como lo que es sino como un aparato del cual dependen para poder llevar sus vidas diariamente y se convierte en algo tan importante que hasta comer puede ser dejado de lado con tal de tener uno de estos dispositivos consigo. Es común ver a niños y jóvenes con teléfonos móviles y poco a poco como empiezan a depender de ellos no solo para las llamadas sino para entrar a las redes sociales, para escuchar su música favorita o para estar jugando constantemente y no aburrirse. Se ha vuelto tan importante que prefieren dejar de comer u olvidar las llaves de la casa que abandonar por unos minutos el celular. Esto suena muy descabellado y hasta exagerado pero según las investigaciones que se realizan contantemente, se demuestra que son justamente los adolescentes quienes quieren os celulares más avanzados y cuyo interés no es justamente el recibir o realizar llamadas.
Es tan grave el problema que su dependencia pasa a un nivel sicológico y se vuelve como una especia de droga que aunque no se vea involucrada directamente con el cuerpo también produce ansiedad, estrés, sudoración y nerviosismo si no se utiliza o por lo menos se tiene al lado. Un factor que influye mucho es la publicidad, las constantes ofertas, los medios de comunicación y los “beneficios” que dan sobre todo a este grupo de personas caracterizados por el consumismo y por la corta edad. Los jóvenes lo ven como un medio de aceptación social, de comunicación constante, de cercanía así sus amistades estén lejos y hasta medios de distracción.
El interés llega a tal punto que se invierte más en la compra de accesorios que hagan lucir mejor al aparato como protectores, carcasas, forros y demás, que no sean simples sino de diseños llamativos, que tengan elementos que los hagan alumbrar, que tengan los audífonos mas increíbles y visibles a todo el mundo. La compra de aplicativos por internet también es frecuente. Con respecto al uso, se da en cualquier tipo de contexto, de día o de noche y no importa si se está en el colegio o en plena clase en la universidad, hay personas que son tan obsesivas que prefieren dejar de lado algo importante como una tarea o entrevista con tal de ver quien le envía mensajes o le llama.
El problema es que los comportamientos inician desde una corta edad y la dependencia puede complicarse si no se presta atención o si se deja de lado la problemática entendiendo que es solo un medio para saber si sus hijos están bien. La mayoría de jóvenes que tienen los casos más graves son aquellos que sufren de algún motivo que altera su autoestima y buscan algún tipo de refugio en un objeto que los haga ser medianamente aceptados dentro de la sociedad y así no sea cierto, se obsesionan con este tipo de cosas y mantienen una actitud de vigilancia al celular por si suena, por si vibra, por si se descarga, por si no sonó en todo el día o por si ya está muy obsoleto y es hora de comprar uno más costoso. Otra manera de identificar a un obsesivo compulsivo por los móviles es que frecuentemente se mantienen de mal genio, estresados o preocupados pero estos niveles de actitudes negativas disminuyen con el uso del aparato.