Las piscinas son uno de los lugares favoritos de los pequeños y es quizá donde mas se pueden divertir, pero hay factores que los pueden llevar a que hayan ciertos riesgos que amenacen su salud. Las piscinas, el agua y la natación son atractivos muy grandes para los niños y cuando hay un paseo, en lo único que piensan los pequeños es en llegar a disfrutar del momento de sumergirse en el agua, así no sepan nadar. Y los padres deben saber que esta actividad es muy benéfica para los pequeños y es posible ponerlos a practicar desde que son bebés. Pero como todo, hay ciertos cuidados que deben ser tenidos en cuenta, por ejemplo, la concentración de cloro en las piscinas puede llegar a ser perjudicial para los niños muy pequeños y sobre todo para sus ojitos.
No necesariamente puede ser el miedo al ahogo o las fuertes quemaduras lo que deba prevenir a los padres, así que a pesar de que ellos lo disfruten, no pueden estar todo el día en ella. Para los bebes o niños pequeños, el baño en una piscina debe ser mínimo, pues sus pulmones están en desarrollo y la exposición duradera en este tipo de contexto puede alterar su normal funcionamiento y el cloro también ayuda a alterar sus funciones respiratorias y en cualquier momento puede ser un paciente al que le detecten asma. Hay ciertos síntomas con los cuales os padres pueden evidenciar que su hijo lleva mucho tiempo en el agua, por ejemplo, la irritación de la nariz, el enrojecimiento de los ojos y hasta un dolor en la garganta. A partir de esto se generar frecuentes episodios de tos y si es muy fuerte, puede inducir al vomito o un colapso en los pulmones.
Hay que evitar excederse en las decisiones, pues aunque hay que cuidarlos, tampoco se les puede prohibir que naden, pues es algo que aman desde que nacen y se sentirán muy tristes si ven a los demás niños disfrutando mientras que ellos solo observan desde la orilla. Tampoco hay que dejar atrás el uso del bloqueador solar pues la unión de cloro, con sol y viento pueden generar sobreexposición y enfermar, enrojecer la piel y aparecer dolores en cabeza y cuerpo en general. La vigilancia debe ser extrema, no descuidarlos un minuto y más si no saben nadar pues quieren hacer toda clase de piruetas para divertirse pero pueden poner en peligro su salud y vida sin saberlo o entenderlo, pues aun son muy pequeños.
Es frecuente que si han tenido algún pequeño susto en el agua, le tomen temor y quieran estar acompañados de un adulto para que los guie y los “proteja”. Para ayudarlos a sobreponer esos miedos, se puede usar flotadores o accesorios inflables que les de seguridad y tranquilidad. Alrededor de la piscina también puede haber ciertos riesgos como piedritas, pedazos de vidrios y hasta hongos dejados por otros visitantes, así que es mejor que utilicen chanclas o zapatillas antideslizantes que pueden utilizar incluso dentro de la piscina, para que puedan moverse mejor.