Los golpes en la cabeza de un bebé o un niño no son un juego y aunque no lloren o no tengan alteraciones en el comportamiento, siempre es conveniente tener un control con el médico para que descarte cualquier problema. Es frecuente que los niños se caigan por accidente y que el primer lugar donde se golpean es la cabeza. Aunque parezca de poca importancia o el golpe no haya sido muy duro, es necesario tener una consulta con el médico, porque de estos “simples y sencillos” golpes, se pueden generar enfermedades y situaciones graves, que ponen en peligro la vida del niño.
Puede que sean más soportables dependiendo de la edad y el desarrollo del niño, pero cuando tienen menos de 12 meses, son bastante riesgosos, porque el cráneo aún es muy débil y no ha cerrado de la manera adecuada. Siempre después de un golpe hay que revisar el estado del niño, si esta consciente, evidentemente llorará, pero hay que notar otro tipo de signos. Puede que aunque esté consciente, no responda a signos básicos como hablar, caminar, responder si se le pregunta algo o reaccionar si escucha algún ruido. No hay que asustarse, por el contrario mantener la calma pero actuar rápido, porque el tiempo apremia y el estado del niño también. A muchos padres les da miedo que el niño se duerma y según recomendaciones de la sociedad se crean temores que probablemente no tengan fundamento. En realidad si pueden dormir, no inmediatamente después del golpe, pero pueden descasar. Lo que sí es recomendable es que sean despertados cada 20 o 30 minutos para verificar su estado de consciencia y reacción.
Hay caídas que son tan fuertes que provocan la ruptura de la cabeza del niño y aunque la sangre escandalice y mas por la edad del niño, no hay que alarmarse porque todos se pondrán nerviosos. Lo que hay que hacer antes de llevarlo al médico o mientras eso sucede, es lavar la herida con agua pura y presionar con una toalla limpia para que la hemorragia se pueda controlar. Entre más grande la herida, el sangrado será mayor, así que hay que ir de urgencias, porque probablemente haya que coger algunos puntos. Las compresas frías y el hielo son bastante útiles para que los vasos sanguíneos se contraigan y reduzcan el paso de la sangre.
En estos casos es mejor dejar de lado los remedios caseros, porque está de por medio la salud y la vida del niño, además de una herida que puede que sea grave. Hay caídas que pueden ser graves o no tanto, y depende de la intensidad del golpe, por ejemplo, si el niño se levanta y sigue jugando, probablemente haya sido más el susto aunque siempre se recomienda monitorear el comportamiento del pequeño. Pero si después del golpe hay vómitos, pérdida del conocimiento, alteración en la respiración, problema de habla o alteración en la visión, es necesario que de inmediato se acuda a un médico.