No todas las contracciones son iguales. Son muchas y de muchos tipos las contracciones que existen, por lo que es importante que aprendas a reconocerlas para que te enfrentes a este delicado momento con la máxima serenidad y fuerza posible.
Las contracciones siempre se producen
Sea cual sea el momento del embarazo en el que te encuentres el útero tenderá a endurecerse de una manera repentina. Si estas contracciones no llegan a producir dolor no tienes porqué preocuparte ya que se tratan de contracciones de tipo fisiológico que se deben a un espasmo en la musculatura del útero quizás incluso porque la vejiga se encuentre llena y aplasta a dicho órgano un poco, porque la futura mamá se encuentra realizando un esfuerzo algo más intenso o incluso porque se está acariciando la barriga y el bebé está respondiendo ante tales caricias moviéndose. Una vez que la causa que ha desencadenado esta contracción termina, todo volverá a la normalidad.
Contracciones que pueden llegar a provocar un parto prematuro
También se pueden notar otro tipo de contracciones mas extrañas, intensas y frecuentes que pueden ir acompañadas de un dolor muy parecido al que se siente al tener la menstruación. En estos casos es muy normal que esta sensación pase rápidamente y la situación se solvente, aunque es preferible consulta con el ginecólogo para que éste descarte que se pueda tratar de contracciones «precoces» potencialmente y que puedan llegar a modificar el cuello del útero algo que pondría en marcha la dilatación y desencadenar un parto prematuro.
Cuando suceden en las últimas semanas del embarazo
Las contracciones conocidas bajo el nombre de Barxton Hicks por el médico que las identificó la primera vez en el año 1872, son conocidas también como “falsa dilatación” y se trata de contracciones muy suaves localizadas en la zona del bajo vientre, que duran apenas unos 30 segundos y que son bastante irregulares. Son muy típicas de las últimas semanas del embarazo y que no resultan nada peligrosas.
Cuando las contracciones son irregulares y después se vuelven regulares
Al principio es normal notar ciertas contracciones esporádicas y de muy corta duración, menos de unos sesenta segundos y que tienen una frecuencia algo irregular y se encuentran acompañadas de dolores muy similares a los de la menstruación. Al poco tiempo aparecen las contracciones que ya son características de la dilatación en concreto y que se van presentando con una frecuencia más regular, que resultan más dolorosas y que se van produciendo al menos durante cada cinco minutos, teniendo una duración de un minuto aproximadamente. Durante este proceso el intervalo que pasa entre una contracción y otra se va acortando.
Las contracciones también se notan durante la lactancia
Una vez que ha nacido el bebé, el tamaño del útero se va reduciendo de una manera progresiva hasta que recupera la normalidad después de unos treinta o cuarenta días después del parto. Durante los primeros días, estas contracciones son conocidas como “entuertos” y se notan durante la lactancia sobre todo ya que el niño al succionar el pecho, el organismo de la madre va segregando oxitocina, hormona que consigue estimular las contracciones del útero.