Ante cualquier situación extraña en la salud de nuestro hijo es el pediatra a quien le corresponde determinar que casos son los que requieren de una evaluación mucho más profunda.
Visita al otorrino
El mismo pediatra puede considerar que el oído del pequeño tenga que ser evaluado por una persona especialista que será quien le prescriba una seria de pruebas para detectar si tiene algún tipo de deficiencia.
Entre ellas puede recurrir a una a un examen de las otoemisiones acústicas, prueba consistente en un test sencillo que permitirá comprobar las reacciones de la cavidad que se encuentra en el interior del oído. Para ello tumbará al bebé en un lugar sin demasiado ruido mientras le irá transmitiendo una serie de sonidos ligeros gracias a un pequeño auricular que estará conectado a un ordenador.
Si este test no proporciona unos resultados tranquilizantes, procederá a examinar los potenciales auditivos del trono. Este examen es algo más largo y se suele efectuar cuando el niño esté dormido colocándole un electrodo en diversas partes de su cabeza mientras se le apoya un auricular en su oído registrándose de esta manera las respuestas de su nervio acústico a diferentes estímulos sonoros.
Visita al oculista
En los primeros tres meses de la vida del bebé todos aquellos que cuentan con antecedentes familiares de la enfermedad ocular conocida como catarata congénita, deberán acudir al especialista, algo que también deberán hacer los niños que padezcan de problemas de sufrimiento tanto antes como después del parte, como por ejemplo un parto difícil y largo. A los niños prematuros también se les prescribirá un calendario para de exámenes y de exploraciones específicos desde el mismo momento en que abandonen el hospital o la clínica.
Visita al alergólogo
Las alergias alimentarias suelen manifestarse en un conjunto de síntomas que son fácilmente identificables y muy conocidos como vómitos recurrentes, erupciones cutáneas por todo el cuerpo y diarreas abundantes.
Por otra parte las alergias de tipo respiratorio pueden llegar a manifestarse durante el primer año de vida del bebé y agudizarse cuando acude a la guardería donde está expuesto a diversas infecciones respiratorias. Las señales que nos ponen en alerta son broncoespasmos frecuentes con una respiración jadeante; bronquitis recurrentes, episodios muy frecuentes de bronquitis asmática que van acompañados de otitis recurrentes o una respiración sibilante cuando contraen un resfriado.
El pediatra mandará al bebé a la consulta de este especialista en estos casos y éste será el que establecerá las pruebas que se necesitan para determinar un diagnóstico de alergia.
Visita al gastroenterólogo
La consulta con este especialista debe ser inmediata cuando existan casos de megacolon congénito por ejemplo, enfermedad caracterizada porque el intestino del bebé no deja que avancen las heces impidiendo una evacuación normal. Si el especialista llega a sospechar la presencia de este tipo de trastorno, normalmente prescribirá una lavativa con material de contraste que llenará el colon del bebé y así comprobar su forma gracias a una radiografía.
El síndrome de mala absorción por otra parte se manifiesta con ciertos retrasos en el crecimiento del bebé y está relacionado con una intolerancia presunta al gluten.