Para los niños supone una experiencia inolvidable y extraordinaria pasar su primera noche fuera de casa y por eso es primordial que todo salga lo mejor posible. Lo principal es conseguir que el pequeño/a se sienta ilusionado y preparado por vivir esta experiencia.
Dormir fuera de casa
Dependiendo de cada familia y de las costumbres de ésta los niños pueden estar más o menos habituados a dormir fuera de su casa ya sea con amigos o con familiares. A muchos niños les resulta muy atractivo hacerlo y es una verdadera aventura para ellos pero a otros les puede provocar angustia y por ello no pueden disfrutar de esa experiencia como debieran.
El dormir fuera de casa puede ser muy beneficioso para la niña o el niño ya que refuerza su independencia y autonomía y descubre que también hay que acostumbrarse a otras normas, comidas y horarios de los que se tienen en casa.
En cualquier caso es indispensable informar al anfitrión de todas las costumbres del niño, como por ejemplo si se va a dormir temprano, si cena bien, si se despierta por las noches o duerme del tirón y por supuesto si es sonámbulo o habla en sueños para que no se asusten los que duerman con él y saber cómo hay que comportarse en esos casos.
Diferentes contratiempos que pueden ocurrir
Cuando el pequeño duerma fuera de casa pueden existir algunos contratiempos que no tiene por qué hacer que haya que salir corriendo a buscarlo. Y es que lo mejor es mantener la tranquilidad antes de decidir cualquier cosa.
Uno de los contratiempos más habituales es que el niño manifieste la ansiedad que le supone dormir fuera de casa por primera vez haciéndose pipí en la cama. En este caso lo mejor es quitarle importancia a este hecho y seguir sin más complicaciones la noche. Es conveniente, por si acaso esto sucede, llevarle un pijama limpio de sobra con la excusa de que se puede manchar cenando por ejemplo.
Algo que también puede suceder es que el niño insista con volverse a casa antes de acabar la noche. En este caso se puede hablar con él por teléfono para intentar que explique las razones por las que quiere volver. Si aun así no se soluciona el problema y el niño está inconsolable, se puede ir a recogerlo y dejar esta experiencia para otra ocasión ya que seguramente todavía no esté preparado.
También es muy habitual que llamen para decirnos que se ha caído, que no quiere cenar o desayunar o que le duele la cabeza. Por eso lo mejor es explicar antes las costumbres del niño para que sepan cuáles son sus comidas favoritas o si usa alguna pomada o medicina concreta en caso de que se de algún golpe. Muy importante es informar si tiene algún tipo de alergia. Una vez estén resueltas todas las dudas, la noche podrá seguir con total tranquilidad.