Enseñar a un niño a ir al baño debe ser una tarea que se acompaña de mucha paciencia, ademas de entender que cada pequeño tiene una edad propicia para su aprendizaje y cuando se sienta bien, lo hará. Es una de las lecciones que deben enseñar los padres a cierta edad, aproximadamente desde los dos años, cuando poco a poco se puedan retirar los pañales y aunque a veces ocurran accidentes, se puede ir acostumbrando de a poco a ir al baño y hacer sus necesidades, inicialmente acompañado y después ya solo. La edad es un dato aproximado pero no hay una edad exacta par que aprenda, porque pueden a prender siendo muy pequeños o muy grandes, además que cada niño funciona diferente y también es un proceso de adaptación. Ellos simplemente dan señales de que están listos y con disposición de querer hacerlo.
También hay que tener en cuenta que todo depende de una madurez neurológica y de ahí va el aprendizaje del control de esfínteres, y no solo eso sino de aprender en donde queda el baño, que se hace allí, como funciona, como deben subir y bajar sus pantaloncitos. El contexto también debe ser propicio y para ello el uso de sanitarios infantiles para pequeños, que son para su tamaño, que se adecuan a su cuerpito, que los hace sentir mas cómodos y que no los pone nerviosos como si se fueran a caer si van a un sanitario normal, que por lo grande, los hace perder la estabilidad. Si se habla de géneros, es más fácil que una niña aprenda a ir al baño primero mientras que los niños se demoran más.
Cuando aprendan algo de este tema, debe recordárseles que la petición de ir al baño debe ser en diferentes contextos como en el jardín y en su casa. Si es en horas de la noche, no es recomendable despertarlos, solo poco a poco irlos acostumbrarlos a las horas que son adecuadas, aunque después el cuerpo les ira diciendo cuando será según su necesidad. Lo más común es que para hacer del cuerpo vayan después de cada comida y para hacer pipi es cada dos horas, pero cuando van creciendo, esa diferencia va aumentando. Si por accidente se orina en su ropa o en su cama no es necesario regañarlos, todo lo contrario, orientarlo y decirle donde debe ir la próxima vez pero si se enfrenta a gritos o malas caras, probablemente tendrá más miedo y no entenderá nada de lo que se le dice.
Tampoco hay que compararlos, pues cada niño es un mundo diferente y no hay nada mas incomodo que a un pequeño se le este comparando con sus hermanos o primos, porque es mejor y hace las cosas bien, pero el no. Finalmente todo es de paciencia y esta etapa debe irse superando en medio de pañales y de idas al baño, hasta que finalmente puedan solos.