A partir de las experiencias psicomotrices de un niño es posible que vaya aprendiendo a lograr que el movimiento se vaya adaptando a cada uno de sus deseos, por eso es tan importante estar muy pendiente de cada uno de sus gestos y de sus movimientos durante sus primeros años de vida.
El control tónico
Este control supone que para realizar cualquier tipo de movimiento o acción corporal, es necesario que unos músculos alcancen un determinado grado de tensión, así como que otros se inhiban o relajen. El tono es la tensión ligera a la que se encuentra normalmente sometido todo músculo en estado de reposo o en actividad postural. Esta tensión está armonizada con el conjunto de la musculatura en función de la estática y de la dinámica general del individuo.
Sin la adaptación de estas experiencias sensomotrices la actividad sobre el mundo externo sería imposible y la posibilidad de su desarrollo mental nula, ya que precisamente en esa manipulación y actividad sobre el entorno, reside la causa del desarrollo psíquico. Al igual que en el caso del equilibrio, el tono también está relacionado con el campo de las emociones y la personalidad.
La respiración es un acto automático adquirido desde los primeros segundos de vida, pero está sometida, por una parte a la voluntad, pues el sujeto puede retener su espiración o llenar los pulmones y por otra parte en las tensiones afectivas, por efecto de una fuerte emoción.
La estructuración espacio temporal
El cuarto elemento necesario para la elaboración del esquema corporal es la estructuración espacio-temporal. La noción de espacio es la diferenciación de la imagen corporal con respecto al mundo exterior, después y dentro de ese espacio interno, el establecimiento de un esquema corporal cada vez más diferenciado. Esta diferenciación sólo se puede realizar a partir del movimiento. Cuando se ha establecido la percepción del propio cuerpo, es posible percibir el espacio exterior. Este espacio es percibido primero como una distancia del yo y una dirección respecto del yo, o sea, para alcanzar un objeto, se aleja el brazo del cuerpo en una determinada dirección.
El ser humano utiliza normalmente con una frecuencia y una precisión mayores una mano, un pie, uno ojo y un oído respecto a los otros. A esta tendencia habitual a usar un lado del cuerpo con respecto al otro se llama lateralidad. La lateralidad empieza a perfilarse hacia los 3 o los 4 años de dad, pero en general, es hacia los 7 años o los 8 cuando los niños tienen ya una preferencia definitiva.
Una persona que presenta habitualmente una preferencia zurda puede responder a una zurdería real, al parecer genéticamente determinada; una zurdería contrariada, cuando un niño genéticamente zurdo ha sido obligado a utilizar la mano derecha o a una dextromanía contrariada, es decir en el caso en que genéticamente debería presentarse una preferencia manual derecha pero debido a una lesión en el hemisferio izquierdo, una dificultad motriz de las extremidades derechas le ha obligado a utilizar la izquierda de forma preferente.
El papel de la zurdería y sobre todo de la zurdería contrariada, o de una lateralidad mal afirmada, va asociado a menudo a trastornos de la escritura, del lenguaje y a trastornos motores.