Aunque parezca algo contradictorio, al miedo se le vence con miedo ya que los expertos dicen que la mejor manera de que los niños consigan las habilidades mentales y los recursos necesarios para poder enfrentarse a sus temores es ayudarles a que se acerquen de una manera gradual a que aquello que temen.
Errores comunes
Algo que suelen cometer algunos padres es evitar que sus hijos sientan curiosidad por los temas que pueden darles miedo y por eso tratan de retirar lo que puede asustarles, impidiendo de esta manera que practiquen las habilidades que todos tenemos para enfrentarse al miedo. Es más útil acompañarles en su camino para que el miedo se vaya acercando de una manera gradual a su vida siempre desde un entorno de seguridad que un adulto puede proporcionarles. Y es que el miedo es algo que necesariamente van a tener que conocer en su vida y es mejor que aprendan a enfrentarlo desde pequeños. Tienen que identificar todas las emociones para ponerlas nombre y aprender a conducirlas, solo de esa manera lograrán enfrentarse a sus propios miedos.
Recursos para vencer el miedo
Lo primero que se debe hacer es hablar de ello. Según los expertos se debe permitir a los pequeños hablar de sus miedos ya que de esta forma se les dará recursos para gestionarlo correctamente.
Otra opción es dibujar aquello que les asusta ya que les ayuda bastante al permitir explicarlo e integrarlo en su imaginación de una manera física. En cualquier caso el adulto siempre debe estar a su lado ya que si se encuentran solos pueden interpretar algo incorrecto y no aprender a gestionar correctamente sus miedos. Eso sí, si los niños son menores de seis años, hay que ir con cuidado ya que si se les da más información de la que puedan digerir, se les puede llegar a crear un problema.
¿Qué hacer si son menores de cinco años?
A esas edades los niños suelen mezclar la realidad con la fantasía por lo que lo más aconsejable es explicarles el origen de las cosas, por ejemplo de la fiesta de Halloween y que encuentren en ella una oportunidad para pasarlo bien, disfrazarse, repartir golosinas, etc. de tal manera que sean ello y no los padres quienes elijan de lo que quieran disfrazarse sin tener que estar relacionado con los fantasmas, vampiros, espíritus o la muerte.
Deben divertirse decorando la casa y que sean ellos mismos los que reciban a sus amiguitos en su casa sin necesidad de que tengan que hacerlo los adultos. También se puede pactar con los hermanos mayores para que en caso de que éstos decidan disfrazarse, no lleguen a atemorizar a los más pequeños. Se trata de divertirse sin llegar a asustar y para ello pueden mostrar su rostro bajo el maquillaje o máscaras que lleven para que los niños comprendan que es simplemente un disfraz, de esta manera el miedo no se apoderará de ellos.