El feto, durante el embarazo, crece en el interior del útero, órgano que no es otra cosa que un músculo con forma de bolsa y que cuenta con un estrecha abertura hasta la vagina, conocida como el cuello del útero y que por consiguiente, es capaz de acortar al contraerse sus fibras, al igual que cualquier otro músculo.
¿Qué es el útero?
El útero es un órgano que se encuentra formado por unas células musculares lisas que se contraen involuntariamente y que por consiguiente no pueden controlarse de ninguna manera. Estas células cuentan con unas receptoras para hormonas específicas que disminuyen o aumentan durante la época de la gestación y que influyen en las contracciones uterinas.
Así por ejemplo, los estrógenos son los encargados de favorecer las contracciones del útero, aumentando la concentración de las proteínas que se encargan de favorecer las contracciones musculares, como por ejemplo la miosina. Los estrógenos son también los encargados de aumentar el número de receptores de otras hormonas que igualmente aceleran las contracciones como la oxitocina y de favorecer la propagación de los estímulos eléctricos desencadenantes de las contracciones.
Por su parte, la progesterona impide las contracciones del útero, disminuyendo la efectividad de los impulsos eléctricos e impidiendo igualmente que las células de los músculos se relacionen para contraerse a la vez.
La oxitocina es la encargada de favorecer la entrada del calcio a las células musculares, elemento éste esencial para las contracciones. En ocasiones esta hormona es utilizada por los propios ginecólogos para provocar el parto, si lo consideran necesario.
Durante el embarazo los niveles de todas estas hormonas van aumentando o disminuyendo, aunque por lo general se puede decir que los niveles de progesterona suelen disminuir de una manera paulatina, con lo que se facilitan las contracciones uterinas, a la vez que los niveles de estrógenos van aumentando. Sin cualquiera de estos dos cambios las contracciones no podrían comenzar, aunque lo que en realidad las desencadena es la presencia de la oxitocina.
¿Cuál es la función de las contracciones?
No cabe duda de que las contracciones juegan un papel en el parto fundamental. Cuando el útero se contrae de una manera intensa y rítmica se produce un acortamiento del cuello uterino. En este momento, este cuello que tiene forma cilíndrica y que mide varios centímetros de largo, se acorta. Con cada una de las contracciones la abertura interna del cuello uterino se ensancha consiguiendo que de esta manera pierda consistencia y el cuello se acorte.
A la vez que el cuello del útero se va acortando con las contracciones, también se va dilatando, es decir se va ensanchando por su abertura externa, para que más tarde el feto pueda salir a través de él.
Con cada una de las contracciones va aumentando la presión en el interior del útero, que provoca que el bebé sea empujado hacia la vagina llegando con ello el precioso momento del nacimiento.