Si tu pequeño ronca, sufre con bastante frecuencia infecciones en las vías respiratorias y respira siempre por la boca, debes acudir al pediatra para que estudie si es conveniente extirpar sus vegetaciones.
Ventajas e inconvenientes
Las vegetaciones y las amígdalas tienen la misión de defender al organismo frente a cualquier infección. Las vegetaciones o también conocidas como adenoides, se encuentran situadas en la parte posterior de la nariz, justo donde las vías respiratorias se encuentran limitando con la garganta. Las amígdalas por su parte, se encuentran situadas en la parte más baja de la garganta y son las encargadas de completar esta barrera. El problema aparece cuando estas estructuras aumentan su tamaño y obstruyen la respiración ocasionando más trastornos que protección.
Más grandes
De una manera natural, las amígdalas y las vegetaciones tienen un tamaño más grande durante la infancia y van disminuyendo con la edad. También pueden aumentar su tamaño cuando se sufre cualquier tipo de infección. Por eso los niños que continuamente sufren constipados suelen tener las vegetaciones y las amígdalas hipertrofiados de una manera prácticamente continuada, lo que favorece infecciones nuevas de las vías respiratorias más altas como por ejemplo la otitis, la sinusitis, la rinorrea o la faringitis. Con ellas hipertrofiadas el niño respirará por la boca, roncará y dormirá mal lo que llegará a perjudicar en su descanso teniendo a su vez efectos perjudiciales tanto en su talla como en su peso ya que lo más seguro es que comience a coger kilos de más y por supuesto en su conducta, pudiendo llegar a mostrarse mucho más irritable con la consecuencia de que le costará más centrar su atención en cualquier cosa y seguramente terminará repercutiendo en su rendimiento en el colegio.
¿Cuándo es necesario operar al niño?
Antes de que el pediatra tome o no la decisión de operar, deberá evaluar junto con el otorrinolarinólogo la situación. En cualquier caso los médicos actuales son mucho más conservadores que los de antes y prefieren mantenerlas antes que proceder a extirparlas, aunque si el conservarlas va a suponer mayores daños que ventajas como por ejemplo frecuentes otitis, catarros continuos, infecciones recurrentes, faringoamigdalitits graves o incluso apneas del sueño, se aconseja extirpar bien una o ambas estructuras. En el caso de las vegetaciones no suele recomendarse hacerlo antes de que el niño cumpla lo cuatro años de edad, ya que entre los cuatro y los seis años, pueden llegar a reducir su tamaño de una forma considerable o incluso desaparecer. Lo mismo sucede con las amígdalas, que se van haciendo más pequeñas según se van cumpliendo años.
En caso de que los doctores crean conveniente operar al niño, los padres deben saber que se trata de una intervención muy sencilla y que se realiza con anestesia general, por lo que el pequeño deberá permanecer durante varias horas en el hospital antes de irse a su casa para permanecer en observación.