Comerse las uñas es una costumbre recurrente en los niños, la cual es causada generalmente por la ansiedad o el estrés, y tiene un significado de descarga. Pero sin ser una acción que deba alarmar a los padres, se puede revertir siguiendo algunos consejos, como los que se presentan a continuación. Comerse las uñas es un acto nervioso con raíces en el inconciente, que sirve como descarga motriz para aliviar la ansiedad o inquietud. Por eso, es ideal que los niños que desarrollen éste hábito de forma excedida puedan evitarlo mediante el reemplazo hacia otro hábito más beneficioso, como puede ser realizar un deporte o cualquier actividad que los haga sentirse más aliviados y relajados. También puede ser útil optar por cursos de yoga o de relajación para niños.
En caso diferente, si el niño no se come descontroladamente las uñas, por lo que no es una respuesta a gran estrés, se puede tratar de mantener sus uñas cortas para que no le sea posible morderlas. Además se debe concientizar al niño de que es una conducta destructiva que no debe ser realizada, con una explicación acorde a la edad y entendimiento.
La paciencia de los padres es primordial, se debe tratar con tiempo y tranquilidad la conducta, de manera que el niño pueda identificar o reconocer la conducta para poder evitarla. De otra manera, si se somete al niño a demasiada presión o castigos por hacerlo, se puede obtener un efecto contraproducente.
Además es esencial la confianza entre el niño y los padres, de manera que se puedan crear códigos, como guiños por ejemplo, que le indiquen al niño que lo está haciendo y que debe parar. Utilizando técnicas como ésta será algo parecido a un juego para los pequeños, y se sentirán a gusto de participar.
También suele ser de ayuda buscar actividades que calmen la ansiedad del niño, como armar un rompecabezas, colorear, etc. Sino se puede recurrir a las pelotas de goma espuma para el estrés, que las pueden apretar cuando se sientan nerviosos.
En el caso de las niñas, sobre todo si les gusta ser coquetas, una alternativa es utilizar esmalte para uñas en algún color prolijo. De esta manera no se comerá las uñas para que se vean bonitan.
Por otro lado, si es una conducta que el niño no puede dejar solo con la voluntad, se puede recurrir a colocar una solución especial en sus uñas cuando uno no puede vigilarlo. Ésta es amarga, por lo que provocará rechazo en el niño cada vez que recurra a morderse las uñas. Se suele conseguir en cualquier farmacia.
Si es un caso extremo, donde el niño se hace daño las manos hasta el punto que sangran, es importante la consulta con un pediatra, en lo posible con un especialista en manifestaciones nerviosas. De esta manera el pequeño tendrá toda la contención y la información que necesita, al igual que los padres.