Cómo ha evolucionado la lactancia

Dar el pecho a nuestro bebé es una cuestión muy importante ya que de ello ha dependido durante toda la vida la supervivencia de nuestra singular especie. Descubre una visión diferente antropológica e histórica de la lactancia materna. Cómo ha evolucionado la lactancia

 

El término mamífero

Mamífero es un término acuñado en el año 1758 por Linneo que escogió la lactancia como el nexo de unión entre el hombre y los animales. Según algunas teorías modernas zoológicas la lactancia materna ha ido ofreciendo algunas ventajas evolutivas en los animales mamíferos, por ejemplo, permitiendo que las crías fueran creciendo más rápido a la vez que se encontraban más seguras junto a la madre. Igualmente acortó los tiempos de gestación con lo que nacían crías más pequeñas y tras nacer dichas crías, se podían alimentar de una manera más segura y continua.

Esta dependencia ha ido permitiendo a las madres poder educar a sus crías en situaciones cada vez más complejas. En último lugar podemos destacar que se facilitó el desarrollo de la dentadura y se retrasó la salida de sus dientes.

Peculiaridades de la lactancia en los humanos

Entre los mamíferos existen muchos tipos distintos de lactancia pero ninguna comparable en extrañeza a la de los humanos, que logra desafiar a la propia naturaleza al usar leches de otras especies distintas que desechan el calostro o que incluso obligan a sus crías a destetarse de una manera precoz.

Con la bipedestación se produjeron efectos muy curiosos a la hora de amamantar a los humanos. En las primeras sociedades nómadas suponía un gran problema llevar al bebé en brazos de una manera continua para darle el pecho pero también una serie de beneficios como el de situar al pequeños en la trayectoria de los ojos de la madre los que supone aún hoy en día, un alimento “espiritual” para el bebé recién nacido.

Otro concepto particular es la forma del pecho en la lactancia humana que si se compara con el de otro tipo de primates, este resulta más voluminoso y esférico algo que llega a dificultar el amamantamiento, lo que hizo que los antropólogos pensaran en la función doble del pecho, es decir, en la nutritiva y en la erótica.

Huellas que ha dejado la lactancia materna

La palabra mamá no es casualidad que descienda del latín “mamma”, pecho y que a la vez, derive de la raíz “ma” indoeuropea” que imita a la voz infantil y que está presente en la mayor parte de las lenguas del mundo con el que se denomina a la madre, en ocasiones de una manera duplicada como ma-ma.

Incluso algunos antropólogos han llegado a considerar que el beso también puede tener su origen en el acto de dar de mamar, concretamente, en el reflejo innato de la succión. Mantener igualmente en los labios diferentes objetos como palillos, cigarros, regalices, etc. pueden llegar a tener el mismo efecto relajante y calmante al que ejerció en su día la acción de mamar en nuestra propia infancia.