El optimismo y una aceptación de la frustración son algunas de las principales metas que se tienen que tener en cuenta a la hora de plantearse la educación de los hijos. Descubre algunas pautas para conseguir que tus hijos aprendan a vivir la vida que se merecen.
Primer propósito
El propósito más inmediato tiene nombre y es “optimismo”. Son muchos los padres que se encuentran en la tesitura de que una gran parte de los resultados de aquellas cosas que hacen y dicen a sus hijos no resultan visibles a corto plazo. Esto no quiere decir que no se vayan a producir y por eso no se debe pensar en que no hay nada que hacer, sino al contrario, se debe pensar que todos los niños siguen un proceso para madurar diferente y a unos les puede costar más que a otros.
Segundo propósito
El sentido común va a ser el segundo objetivo para lograr educar mejor a los hijos. No se puede ni se debe negar dar la espalda al futuro con las cosas desafortunadas que puedan ir sucediendo en el día a día. Por eso es muy importante no renunciar en ningún caso a las estrategias que se hayan establecido y cuyo origen no es otro que el sentido común.
Tercer propósito
Hay que educar a los hijos para que aprendan a mirar en las partes más profundas de la vida, no solamente en esa parte que se puede ver a simple vista, ya que existe otra que es la que realmente soporta ese peso tan importante y que no es otra cosa que lo que hacemos y lo que somos. En la superficie solo se puede ver las cosas más nimias, mientras que una sólida formación emocional y ética, permite ver mucho más allá.
Cuarto propósito
La cuarta meta debe centrarse en encontrar un equilibrio entre el sí y el no. Hay que hacerles entender que por desgracia no todo lo que ocurre en esta vida es bueno. La frustración debe formar parte de su proceso de maduración y de aprendizaje, por lo que es bueno que los niños aprendan a superar y a tolerar las diferentes dificultades que les irá planteando la vida. En este caso los padres la mejor herramienta con la que cuentan, es la de educar también desde el odioso “no”, intentando siempre hacer que la balanza se incline hacia el lado del “sí”.
Quinto propósito
Es muy importante tener presente que la educación de los hijos depende de dos agentes educativos: la escuela y los padres. Por ello es muy importante avanzar ambos siempre en la misma dirección.
Con todas estas metas es seguro que se logrará una mejor educación para los hijos y que les hará ser mucho más fuertes y consecuentes con sus actos durante toda su vida. Y es que cuanto antes se empiece a poner en práctica estos propósitos, antes se conseguirá que los niños vayan formando unos cimientos fuertes que les permitirá enfrentarse a las complicaciones y a los beneficios que la vida les irá otorgando a lo largo de sus años.