Quienes sufren de dolores de espalda a menudo y no encuentran un remedio definitivo pueden acabar pensando que no tienen nada que hacer y que nos les queda más remedio que aguantarse con el dolor, pero aunque todavía no existe una solución mágica para la mayoría de los trastornos de la columna vertebral, sí que es cierto que la gran parte de ellos pueden aliviarse siguiendo durante un tiempo un tratamiento a base de fisioterapia y de fármacos.
Contracturas y ciática
En muchas ocasiones a causa del estrés, la tensión o de una mala postura, los músculos que protegen nuestra columna se contraen provocando lumbalgias o cervicalgias que afectan sobre todo a personas sedentarias, que están muy estresadas o que cuentan con unos malos hábitos posturales. Para evitar y combatir este tipo de trastornos es necesario realizar una serie de estiramientos musculares suaves y en ocasiones será necesario recurrir a algún tipo de fármacos, siempre bajo recomendación médica. Si el dolor sigue persistiendo puede combinarse el uso de medicamentos y la práctica de ejercicio con masajes, aplicaciones de calor, ultrasonidos e incluso con clases de reeducación postural.
La ciática en sí misma no es una enfermedad sino que suele ser síntoma de otro tipo de dolencias de espalda como por ejemplo de una hernia discal. Una de cada cinco personas que sufren de lumbalgia suelen tener un dolor que les corre por la pierna y que les llega hasta el pie, siendo más común que afecte a los mayores de 50 años y que sucede en el momento en que un nervio se pinza. Otros síntomas de padecer ciática son la sensación de hormigueo y debilidad muscular que suelen empeorar después de sentarse o de levantarse o incluso al estornudar o toser. En estos casos es recomendable aplicarse calor en la zona dolorida y tomar algún tipo de analgésico aunque si el dolor es muy agudo se debe acudir al médico para que recete algo más fuerte.
Escoliosis y hernia discal
La escoliosis es un trastorno que padece casi el 70% de la población en algún grado y que puede ocurrir por debilidad muscular, por padecer de artrosis, por defectos de tipo congénitos o por tener una pierna más larga que la otra. En estos casos la columna se desvía hacia uno de los lados de la espalda llegando a afectar tanto a los ligamentos, como a los músculos y las vértebras de la columna. Si la desviación es muy pronunciada, el dolor puede ser muy alto llegando a producir incluso incapacidad, algo que no pueden solucionar los fármacos ni la rehabilitación, por lo que sería necesario, en este caso, recurrir a la cirugía.
La hernia discal suele afectar tanto a los hombres como a las mujeres de entre 30 y 50 años y en ocasiones no suele manifestar ningún síntoma. En las personas que han realizado esfuerzos durante un período muy largo de tiempo, es normal que sus discos intervertebrales se salgan de su ubicación, se rompan o se deformen. En caso de que el disco que se encuentra afectado se mueva hacia atrás, puede llegar a presionar la médula espinal provocando un dolor intenso. El tratamiento a seguir suele ser una combinación de fármacos y de reposo durante varios días y en caso de persistir suele optarse por la cirugía que ya se encuentra muy avanzada en este tipo de enfermedades.