Decir mentiras es una etapa que todo niño pequeño vive, pero no quiere decir que porque se presente, los padres se queden con los brazos cruzados y crean que es algo que pasará. Hay que usar los correctivos necesarios para que el niño no crezca siendo un gran mentiroso. La mayoría de los niños dicen mentiras y pueden hacerlo por diversas causas, siendo la principal un mecanismo para llamar la atención o evadir algún castigo. También pueden usarlas para que sus padres aprueben algo de su comportamiento, pero lo importante es identificar la razón y evitar que se vuelva un mitómano.
– Los padres tienen que revisar el comportamiento de sus pequeños, saber que es lo común que hacen y lo que empieza a ser extraño. Si se dan cuenta que han dicho mentiras, lo mejor es que sea castigado no por la mentira, sino por el comportamiento erróneo que tuvo y que no quiso admitir. Aunque no todos los niños mienten porque si. Hay unos que lo hacen por vergüenza y se sienten mal, otros ya lo ven como algo diario y hasta risa les provoca cuando son descubiertos, lo que puede llegar a ser preocupante. Cuando un niño diga la verdad, debe recibir algún tipo de estimulo, para que vea que lo que hace esta bien y que si siempre es honesto, la vida se encargará de premiarlo.
– Cuando un padre sepa que su hijo mintió, debe tratar de mantener la calma, porque hay algunos casos en los que reaccionan violentamente y complican la situación. El dialogo es la mejor manera para llegar a las razones del porque mintió, si se golpea, empezara a tomar miedo a papá o mamá y tal vez, se vuelva aún mas mentiroso.
– Hay que evitar culparlo de situaciones y obligarlo a decir la verdad, porque tal vez no lo haga. Lo mejor es decirle que ya la saben y esperar a que el pequeño empiece a tener un poco de calma y confianza para poder contar lo que en realidad pasó. No hay que pasar ninguna mentira, porque el niño a pesar de su corta edad, entiende que si sus padres son permisivos en este aspecto, no pasará nada malo cuando digan una mentira realmente importante y lo primero que hará será reírse y seguir como si nada hubiera pasado.
– Una vez que se haya superado la tormenta de saber al verdad y de aplicar el castigo, hay que dialogar con el niño y tratar de hacerle entender que en próximas situaciones, no hay que decir mentiras, porque le hace daño a la relación de padre o madre e hijo.