Las mamás con niños de edades comprendidas entre los tres y los doce años, saben por desgracia, que es bastante común que los niños vuelvan a casa del colegio con esos asquerosos bichitos llamados piojos, porque algún niño se los ha pegado.
Aunque existen todavía personas que creen que tener piojos es un síntoma de falta de higiene, los cierto que estos bichos, que tanto picor producen en el cuero cabelludo, suelen acudir a una cabeza limpio, además de gustarles mucho más el pelo largo que corto, por eso nadie está exento de sufrirlos y se aconseja revisar a todos los miembros de la familia con cierta regularidad, para asegurarse que no los tienen.
Un problema muy “desagradable”
Cuando aparecen los piojos, además del asco que producen y del picor que originan, otro de los principales problemas es que eliminarlos puede convertirse en un trabajo de chinos, ya que sus huevos o liendres, se agarran con muchísima fuerza al pelo, muy cerca del cuero cabelludo para poder incubarse con el calor que desprende el mismo, por lo que hay que buscar exhaustivamente y quitarlos por particiones de mechones lo más finos posibles para asegurarnos que los hemos eliminado todos. Con que quede un solo piojo o una sola liendre, se volvería a tener infección en toda la cabeza.
Por otra parte se reproducen de una manera extremadamente rápida mediante la puesta de sus huevos. Los piojos suelen nacer alrededor de los nueve días de ser incubados y viven durante unas tres o cuatro semanas. Cada día ponen varios huevos así que se pueden extender muy fácilmente en poco tiempo, por lo que además del molesto picos, habría que volver a hacer todo el ritual para eliminarlos.
¿Qué hacer cuando se diagnostican piojos?
No hay que preocuparse ya que los piojos no contagian ninguna enfermedad, simplemente al morder el cuero cabelludo para poder alimentarse con la sangre, provocan un picor muy desagradable y molesto, por lo que aconsejamos tener en cuenta varias cosas:
Aunque algunas personas pueden recomendar que el peine que utiliza la persona contagiada se lave con agua caliente para eliminar cualquier resto de liendres o de piojos, después de cada utilización, lo mejor es tirarlo y comprar otro para no correr ningún riesgo de contagio
También hay que tener especial cuidado con las toallas con las que se ha secado la cabeza la persona que padece piojos, con sus sábanas e incluso con su almohada. En estos casos sí que se puede lavar con agua muy caliente, a unos sesenta grados. En el caso de no ser lavables, se pueden aspirar para poder así quitar cualquier rastro tanto de los piojos como de sus huevos.
La ropa que lleva la persona que tiene piojos también debe lavarse con agua muy caliente ya que puede tener algún huevo pegado en ella sin habernos dado ni cuenta. En términos generales, cualquier tipo de tela que haya podido estar en contacto con la persona que padece los piojos, debe ser tratada inmediatamente.