Los bebés también pueden pasar en algún momento por una cirugía y es necesario tener en cuenta ciertas recomendaciones, antes de iniciar el proceso. Los pequeños recién nacidos y en sus primeros meses de vida no están exentos de que tengan que ser operados por cualquier situación, una enfermedad de nacimiento o un problema que fueron desarrollando mientras crecían, y para los padres suele ser complejo asumir esta situación, ya que los niños son muy pequeños y les da miedo como puedan afrontar ellos solos una cirugía. Las cirugías para bebes se pueden dividir en dos, las que quieren reparar algún tipo de malformación y por algunas complicaciones de algunas enfermedades. Los médicos recomiendan que cuando los bebes nacen con algún tipo de malformación se operen dentro del primer mes de vida para que pueda sobrevivir y soportar los cambios durante el desarrollo.
Dentro de las malformaciones más comunes se encuentran las de esófago, las pulmonares, las del diafragma y una que otra alteración ósea ya sea en la cadera o las piernas. No hay que dejar de lado lo que siente un bebe porque a pesar de que es muy pequeño, también percibe las cosas que pasan a su alrededor y lo más común es que sientan una distancia de sus padres y la falta del cariño común. Lo identifican fácilmente porque no sienten la presencia de sus papás, perciben olores y sonidos extraños que no son conocidos como los que pasan en su hogar, puede sentir que lo cuidan diferentes personas pero no a quienes conoce desde pequeño. Todo esto genera un cambio en sus rutinas, ya sea de sueño, de alimentación entre otras y por ende su sueño es bastante interrumpido, sobre todo en las noches.
Es bueno que el pequeño tenga algún tipo de preparación antes de la cirugía, entre lo que se debe hacer es llevar al bebé al hospital par que se vaya familiarizando de a poco y siempre en compañía de su papá o su mamá, pues con ello se tranquiliza y familiariza con un nuevo contexto, pueden haber ayudas como videos o cintas en las que se identifiquen la voz o los sonidos más comunes. También hay que informar de todo detalladamente a las enfermera, sobre todo los ciclos de sueño y de alimentación, para que no erren durante el cuidado. No hay que estresarse los primeros días, porque hay que entender que el tratamiento es largo, pero también que los niños se sentirán nerviosos, que lloraran o se sentirán irritados, algunos días no querrán comer y otros estarán más tranquilos, todo esto es normal.
No se deben usar los gritos y mucho menos algún tipo de represalia física, seria incorrecto e inmoral, por más desespero que se tenga. Por último y tal vez la tarea más difícil es la de la distracción que debe hacerse mientras que el pequeño tiene restricción de comida y bebida, porque deberán inventarse todo tipo de actividades, juegos y demás, para poder lograrlo, pero no es imposible.