Los niños atraviesan procesos evolutivos según la edad. Conocer estas etapas nos ayuda a elegir el momento más adecuado para educar determinados valores.
Los niños tienen procesos evolutivos según la edad:
Cuando tienen un año están en continua transformación. Nunca volverán a adelantar con tanta velocidad. El aprende de su entorno. Repite lo que ven en los mayores. Se fijan en todo los gestos, las reacciones y las copian, desarrollan así su conducta social.
A los dos años son sobre todo activos: así los vemos chocarse, correr, moverse de un lado a otro. Posee un firme sentido de posesión, en concreto del mío, apenas comprende el tuyo. Le cuesta compartir.
A los tres años, concluye la Primera infancia. A esta edad habla mucho consigo mismo y con los demás. Tiene muy reciente la incorporación del lenguaje y quiere utilizarlo. Le empieza a gustar compartir y establecer relaciones sociales.
Con cuatro años ya tiene algunos aprendizajes básicos incorporados y requiere menos indicaciones y cuidados. Habla mucho utilizando el yo. Empieza con los primeros miedos. Tiene mucha actividad física y mental. Todos sus mecanismos como persona comienzan a despertarse. Es expresivo, alegre y derrocha energía. Quiere ser mayor.
Con cinco años es más serio y está preparado para asumir alguna responsabilidad. Imita a los adultos. Le encanta preguntar, hablar con sus padres y quiere saber, todo le interesa. Prefiere jugar con amigos que sólo.
Los seis años son una edad de transición y cambio, hay reacciones desproporcionadas y altibajos. Quiere ser el centro y hace cosas para llamar la atención, se hace algo dominante e independiente de la madre, está más pendiente del padre. Edad ideal para empezar a aficionarse a la lectura.
Con siete años empieza a ser más reflexivo y menos caprichoso. Necesita estar estimulado para confiar en sí mismo. Tiene mucha emotividad y es muy servicial, es el momento ideal para que tenga un encargo en casa y se haga responsable. Su imaginación es desbordante. Le encanta pensar, que le cuenten cosas, escucha bien.
A los ocho años sus amigos y compañeros son lo más importante de su vida y de sus actividades. Se muestra cariñoso. Le encanta saber, lo que propicia que se consoliden hábitos de estudio. Es muy sensible a valores importantes: solidaridad, justicia…
Los nueve años son un momento de mayor madurez, está generalmente automotivado y es más autosuficiente, los padres se ocupan menos de él por estas razones y puede encontrase solo alguna vez. Momento adecuado para integrar el orden, la obediencia. Quiere ser mayor y que los demás confíen en él. Quiere ser capaz. Tiene mucho sentido de la justicia. Puede preveer.
A los diez años es la edad del equilibrio. Está más tranquilo y sereno. Le encanta hablar con sus padres a solas. Le interesa el colegio y el deporte. A veces lleva la contraria, sigue queriendo ser mayor. Le gusta hacer travesuras en grupo.
A los once años tiene ganas de saberlo todo y tiene una gran capacidad de trabajo. Le gusta decidir. Sufre cambios en su cuerpo, suelen dar el estirón. Despierta el yo, tiende a ser más egoístas. Necesita estar con gente de su edad.