Aunque el baile con niños se puede comenzar nada más después de nacer, no es hasta los tres años aproximadamente cuando los pequeños podrán empezar a bailar solos sin ayuda de un adulto. Y es que hasta esa edad las clases de baile consistirán en acudir junto a sus padres a escuchar música y familiarizarse con los distintos instrumentos y los diferentes tipos de baile.
¿Qué aprenden los niños en las clases de baile?
Aprenderán desde movimientos de lo más sencillos hasta coreografías para actuaciones en el colegio o incluso en la propia academia de baile a la que acuden, con la que podrán enseñar a final de curso, todo lo que han aprendido. Los más pequeños se iniciarán a través de juegos de movimiento e instrumentales, mientras que los niños a partir de seis años, ya podrán elegir un estilo de baile concreto, ya sea de salón, de jazz, de ritmos latinos, etc.
Oferta de clases
La oferta es amplia y debe compararse además de los precios, la frecuencia de las clases y el número de alumnos. Algunos colegios, escuelas de baile y centros cívicos ofrecen muy a menudo clases infantiles de baile a lo largo de todo el curso escolar, incluso al finalizar éste, durante la temporada estival. Pero sobre todo es fundamental que el niño se sienta a gusto tanto con el profesor como con el lugar donde va a practicar, y por supuesto, con sus nuevos compañeros.
Duración de las clases
Por regla general las clases de baile para niños suelen llevarse a cabo una o dos veces a la semana teniendo cada sesión una duración de entre cuarenta y sesenta minutos.
¿Qué se necesita?
Al comenzar las clases el niño solamente necesitará ropa deportiva y cómoda. Como por regla general la clase se practicará en un pabellón o una sala, es fundamental que lleve el calzado adecuado. Más tarde y en función de la modalidad que vaya a elegir el niño, puede que haya que cambiar el vestuario. En cualquier caso en el lugar donde le hayas apuntado te irán informando de todo en cada momento.
Beneficios de las clases de baile
Mediante los ejercicios de baile, los juegos rítmicos y las coreografías, el niño va a mejorar su agilidad así como su postura. Además fortalecerá su musculatura, su fuerza y su condición física.
Adquirirá también capacidades cognitivas desarrollando la seguridad en sí mismos y aprendiendo cuáles son sus límites. Practicará también sus habilidades sociales mediante el trato con los otros niños. A través de los juegos en grupo o en parejas, perderán el miedo al contacto con los demás y fortalecerán su autoconfianza. Aprenderán a integrarse en el grupo y a coordinar los movimientos con otros niños.
En conclusión, el baile es un deporte y una actividad que solamente le traerá beneficios a tu hijo. No dudes en empezar a inculcarle cuanto antes la curiosidad por esta doctrina para que sea él quien decida si va a convertirlo en una actividad cotidiana en su vida o por el contrario, tendréis que buscarle otro entretenimiento.