Un colesterol más alto de lo normal en los niños es la consecuencia del sedentarismo y de una mala alimentación, resultando también importante para los especialistas el buscar la causa de este trastorno en aquellos niños que puedan tener una cierta predisposición por su historial familiar.
Hipercolesterolemia
El sedentarismo y una incorrecta alimentación son dos de los factores más importantes que llevan tanto a un incremento en el peso de los niños como a padecer de colesterol alto, lo que representa un aumento en las posibilidades de sufrir problemas de tipo cardiovascular precoces y de que se produzcan problemas durante su adolescencia o su juventud.
Y es que hasta hace relativamente poco tiempo no era habitual solicitar un examen de colesterol para los niños como suele suceder en un examen rutinario en un adulto, pero esta realidad ha empezado a cambiar ya hace tiempo, buscando hipercolesterolemia en niños que tengan más de dos años de edad y cuyos padres tengan un colesterol superior a 240 miligramos por decilitro, de igual manera que en los niños cuyos padres hayan sufrido de algún percance coronario o de tipo cardiovascular antes de cumplir los 55 años de edad. Por supuesto es necesario también meter en esta categoría a los niños que cuenten con sobrepeso u obesidad o que padezcan de diabetes o de hipertensión arterial.
Sedentarismo y colesterol alto
Los niños cada vez pasan más horas delante de la televisión ganando este tipo de alternativas digitales a las actividades que requieran un esfuerzo físico.
Los especialistas recomiendan que los niños no estén más de dos horas al día frente al televisor o al ordenador y que en su lugar realicen algún tipo de actividad física.
El tratamiento del colesterol alto en un menor se debe basar en dos pilares fundamentales como son la alimentación y una correcta actividad física por lo que resulta extremadamente importante cambiar sus pautas alimentarias incorporando una serie de hábitos que resulten saludables para ellos y que persistan a lo largo de su vida.
Referente a la dieta esta debe ser normocalórica para permitir un crecimiento y un desarrollo correcto.
El tratamiento con fármacos no debe iniciarse antes de que los niños cumplan los diez años de edad y siempre cuando después de un período de tiempo de seis meses como mínimo y de 12 meses como máximo, con la actividad física y con una dieta adecuada no se hayan conseguido los resultados deseados.
El gasto de energía que sufren en la escuela, durante las actividades de tipo extraescolar o incluso durante las vacaciones, los niños debe seguir una dieta bien equilibrada y muy completa aunque estén siguiendo un tratamiento médico.
Es importante recordar que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en la actualidad a nivel mundial, algo que por desgracia no afecta tan sólo a las personas adultas puesto que cada día son más los pequeños que cuentan con un índice de masa corporal bastante por encima del nivel que está recomendado.