Cuando haya que poner ciertos límites a nuestros hijos, lo más importante es tener una disciplina que sea eficaz para marcarles ciertas reglas que deben cumplir. El único secreto consiste en hacerlo con firmeza y siempre con coherencia, ya que en muchas ocasiones la manera de expresarnos hace que nos equivoquemos.
Consejos básicos para imponer los límites
En el mismo momento en que se necesita decir a los niños que deben realizar algo como irse a la cama o recoger los juguetes, es necesario tener en cuentan alguna serie de consejos.
La objetividad es primordial. Es necesario marcar las normas de una manera concreta. Un límite específico con órdenes precisas y frases cortas, aumentará la relación con nuestros hijos como por ejemplo “dame la mano que vamos a cruzar la calle” o “habla bajo que estamos en una biblioteca”.
Es importante darles diferentes opciones para que ellos sientan que también tienen el control y el poder. Así podemos ofrecerles la oportunidad de ducharse o de bañarse, sabiendo que en cualquier caso deberán hacerlo antes de acostarse. A la hora de vestirse se les puede dar la oportunidad de elegir ellos mismos lo que se quieren poner o hacerlo nosotros. De esta manera lograremos exactamente lo que andamos buscando de ellos, que se aseen o que se vistan.
También resulta imprescindible mantenernos firmes en cuestiones que sean importantes, siempre con un tono de voz que sea seguro pero sin ningún grito. Solamente con un gesto serio en la cara, se darán cuenta de que lo que estamos diciendo hay que hacerlo.
Hay que intentar siempre acentuar lo positivo de las cosas. Los niños son mucho más receptivos a realizar algo que se les ordena cuando ven que reciben unos refuerzos positivos. Es mejor decirles lo que deben hacer que lo que no deben hacer.
Explicar el porqué de las cosas también tiene unos resultados muy gratificantes. Cuando un pequeño comprende el motivo de las reglas como una manera de prevenir ciertas situaciones que puedan ser peligrosas para él o para otros, es seguro que se sentirá bastante más animado y complaciente a la hora de obedecer. Frases cortas preferiblemente que una explicación larga que puede distraerlos, serán sin duda mucho más efectivas. Se puede hacer que entren en razón diciéndoles por ejemplo que si quitan los juguetes de otros niños éstos se sentirán tristes, en lugar de intentar imponerles razones que no pueden entender de momento.
Otra opción es sugerirles alternativas aceptables que suenen algo menos negativas para que el niño se sienta algo compensado. Decirles que un objeto no es para jugar sino para maquillarse mamá y ofrecerle en su lugar unas pinturas, le hará entrar en razón. Al ofrecerle ciertas alternativas le estaremos enseñando que los sentimientos que tiene y sus deseos son en sí aceptables pero que puede elegir otra manera de cumplirlos sin perjudicar a los demás, siendo éste un camino de expresarse bastante más correcto.