Según los especialistas no se debe seguir una dieta demasiado estricta en ningún caso y mucho menos tras haber dado a luz, de manera que no se disminuyan jamás más de 500 calorías al día de golpe. Ten en cuenta algunas claves para perder peso sin poner en riesgo tu salud después de haber tenido un bebé.
La dieta postparto
Todas sabemos que el parto supone para nosotras un gasto muy grande de energía ya que es un momento en el que se pueden llegar a perder entre cinco y seis kilos y aun así durante los días posteriores se seguirán eliminando los líquidos retenidos a la vez que el útero irá volviendo a su tamaño inicial, por lo que en una semana aproximadamente se habrán perdido entre dos y tres kilos más.
En cualquier caso la pérdida de peso es muy distinta en cada mujer y dependerá de factores muy distintos como por ejemplo el número de hijos que ya se hayan tenido antes, el peso que se haya ganado durante el período de gestación y el tipo de parto que haya tenido lugar.
Pero si se quiere perder peso y no recuperarlo más tarde, se deben tener en cuenta algunos consejos y llevarlos a la práctica.
1.- Ten claro que puedes comer de todo pero siempre sin excesos, limitando el consumo de dulces, de azúcar, de embutidos, de grasas, de carnes gradas, de alcohol y de bebidas azucaradas refrescantes.
2.- Aprende a disminuir el tamaño de las raciones que habitualmente consumías y practica un poco de ejercicio físico a diario. Una buena alternativa al gimnasio puede ser dar un paseo a marcha rápida durante una hora al día.
3.- Reparte las calorías consumidas al día. Un 65% de ellas deben proceder de los hidratos de carbono como las verduras, patatas, legumbres, arroz, pan, cereales, hortalizas y pasta. Un 20% de las grasas como el aceite de oliva y un 15% de las proteínas procedentes de los yogures desnatados, de la leche, de los huevos, de las aves, de los pescados y de las carnes blancas.
4.- Toma por costumbre comer muy despacio y masticando muy bien los alimentos. Así conseguiremos que el organismo pueda ser capaz de activar las señales de saciedad para que podamos dejar de comer cuando ya no nos haga más falta.
Dietas prohibidas
No realices dietas que prohíban alimentos como por ejemplo los cereales o el pan ya que todos son necesarios y aportan además de calorías, un enorme valor nutritivo que no se debe menospreciar, aportando el combustible necesario para producir energía.
Tampoco se deben realizar dietas que propongan cambios muy radicales ya que las dietas básicamente deben enseñar a comer bien y adquirir ciertos hábitos que se puedan llegar a mantener durante toda la vida. En cualquier caso una dieta radical hará que se olvide en cuanto se haya conseguido el peso deseado y se vuelvan a recuperar las antiguas costumbres y por consiguiente el antiguo peso.
Una dieta que aporte menos de 1.200 calorías puede provocar problemas de salud como deshidratación o una carencia de minerales y de vitaminas.
Tampoco dan resultado las que aseguran que son aptas para todo el mundo ya que cada régimen debe adaptarse a las características de cada persona en concreto, es decir, a su constitución física, a su peso ideal, a su carácter y por supuesto a la actividad que se realice a diario.