La simple acción de masticar puede llegar a resultar extremadamente difícil para algunos pequeños, llegando incluso algunos de ellos a la edad escolar sin haber querido comer todavía nada sólido, algo que puede llegar a suponer problemas de adaptación escolares, sobre todo si tienen que comer fuera de casa.
Cómo enseñar a un bebé a masticar
El primer año en la vida de nuestro hijo supone un gran cambio referente a su alimentación. Durante esta etapa se requerirá una gran dedicación y paciencia por parte de los padres para conseguir que el pequeño se adapte con éxito a los nuevos sabores y texturas y a las nuevas maneras de alimentarse.
Generalmente a partir del primer año de edad es cuando se comienza a introducir en su dieta alimentos que no estén triturados, aunque el entrenamiento puede haber comenzado unos meses atrás.
Cuando salen los dientes es un momento perfecto para ir ofreciéndoles algún tipo de alimento sólido aunque siempre bajo la atenta supervisión de los adultos. Además un trozo de pan duro del día anterior, que resulta más difícil de romperse en pequeños pedazos, supondrá un gran alivio para sus pobres encías doloridas.
Cómo estimular a un bebé la masticación
Existen una serie de recomendaciones para estimular la masticación de nuestro bebé teniendo en cuenta que ante todo debemos ser constantes ya que las imposiciones, los cambios bruscos y la tensión que se pueda vivir ante la negación del pequeños a comer alimentos sólidos, en ningún caso son recomendables.
Podemos ir adaptando las costumbres del bebé variando las texturas de sus purés. Se puede comenzar por abandonar la batidora y pasarlos por el pasapurés o incluso utilizar un tenedor para triturarlos. Es importante no ofrecerle alimentos que puedan hacerles bolas de comida interminables siendo preferible por ejemplo, ofrecerles un filete ruso preparado con carne picada antes que un filete de ternera que aunque lo partamos en trozos bien pequeños pueden originar que el pequeño se atragante.
A partir del año de edad, un bebé muestra una cierta autonomía cuando se alimentan por lo que es aconsejable dejarles que coman trozos pequeños de comida con sus manitas aunque se manche, ya que de esta manera desarrollarán sus hábitos alimenticios a la misma vez que la motricidad de sus manitas.
También podemos comenzar por reducir la cantidad de los purés y complementarlos con algún otro alimento sencillo como pescado, una tortilla, un guiso sencillo con patatas o un plátano.