Es importante diferenciar entre un estado de ansiedad clínica de un estado de ansiedad normal asociada una enfermedad física o e aquella que se produce por trastornos psicológicos como por ejemplo los estados depresivos, estresantes, esquizofrénicos, etc. Definición de ansiedad
La ansiedad es un sentimiento de temor vago e indefinido, siempre desagradable que puede verse acompañado de sensaciones corporales. La persona tiene conciencia de las sensaciones fisiológicas y siente que está nerviosa o asustada. Este estado genera a veces una sensación de desorganización o pérdida del control sobre el ambiente y dificulta la capacidad de pensar con claridad.
Existen dos tipos de ansiedad: la ansiedad como estado y la ansiedad como rasgo de la personalidad. La primera se refiere a una respuesta transitoria a una situación concreta que se caracteriza por la tensión y una serie de molestias subjetivas. Cuando este estado es moderado nos permite dar energía a la conducta y hacer que las reacciones sean más afectivas. El otro tipo de ansiedad corresponde a una forma habitual de sentirse nervioso o ansioso en el que la persona hace todo lo posible por evitar lo que pueda provocarle angustia lo que provoca una disminución de la conciencia . En estas situaciones es muy fácil que acabe recurriendo a diversos sistemas para evitar esta sensación tan desagradable como los tranquilizantes, alcohol, drogas, etc. Preguntas del tipo ¿qué puedo hacer para encontrarme mejor? o ¿por qué me siento así?, aumentan la angustia de la persona, con lo que se establece un círculo vicioso del que resulta cada vez más difícil salir.
Los límites de la normalidad
Uno de los problemas con respecto a la ansiedad, es establecer los límites de la normalidad. Los cambios de conducta durante la ansiedad están situados a lo largo de una dimensión y que va desde los que son beneficiosos para quien los vive, hasta los que desorganizan la conducta. En principio, si se experimenta ansiedad sólo en determinadas situaciones, más o menos esporádicas, consideramos que se trata de algo normal. El trastorno comienza cuando la ansiedad se repite con tanta frecuencia que se convierte casi en una constante, que impide pensar y actuar eficazmente, interfiere en la vida del individuo y dificulta el desarrollo de sus emociones; tiene preocupaciones e inquietudes exageradas ante situaciones que normalmente producen indiferencia o una muy discreta respuesta ansiosa en la mayor parte de personas.
Es normal, por ejemplo, que muchas personas estén ansiosas antes de iniciar un viaje en avión, pero no lo es cuando se experimenta ansiedad aguda al mirar algo que presenta la imagen de un avión. Es pues necesario tener en consideración que la normalidad se sitúa en un teórico término medio en el que está presente un cierto nivel de ansiedad para poder actuar adecuadamente y hacer frente a determinadas situaciones, puesto que no debe excederse para no bloquear nuestra capacidad de reacción o de producir sistemáticamente un sufrimiento estéril.