La anemia es una dolencia muy común que padecen los niños menores de 3 años y puede prevenirse como también tratarse con una dieta adecuada y siguiendo ciertas pautas básicas, evitando complicaciones más graves que pueden venir con el tiempo.
Una vez determinada la causa que ha provocado la anemia en el niño, por medio de distintas pruebas como un análisis de sangre en el que se reflejará el nivel de hemoglobina, hematocrito, etc. será el pediatra quien determinará como primer paso del tratamiento asegurar una dieta adecuada rica en hierro y vitamina B12.
Posteriormente es posible que el médico estime necesario recetar algún suplemento vitamínico que contenga hierro y otra serie de vitaminas. Este tratamiento puede durar más o menos tiempo dependiendo siempre de la respuesta del niño, pero por lo general el suplemento se administra por un plazo de tres meses una vez que el valor de hemoglobina se ha normalizado.
Por otra parte y ante una anemia severa puede ser necesaria una transfusión de sangre, algo que sucede en algunos casos cuando a la anemia se suma otro problema como neumonía o episodios de asma con insuficiencia respiratoria moderada o severa.
Evitar la anemia infantil es relativamente sencillo si se implementa una dieta buena, variada y equilibrada donde el hierro y la vitamina C son fundamentales.
El hierro deberá provenir tanto de alimentos de origen animal como vegetal y en general las fuentes más ricas en hierro pueden encontrarse en alimentos como
- Carne de vaca
- Pollo y pescado
- Yema de huevo
- Mariscos de concha: mejillones, almejas y berberechos
- Vísceras: Hígado de ternera,
- Legumbres: alubias, lentejas, garbanzos y soja
- Verduras: guisantes, espinacas, brócoli, coliflor y remolacha
- Verduras de hoja verde oscuro
- Frutas: uvas, mango,naranja, limón, kiwi
Asimismo, es importante que los alimentos que integran la dieta del niño posean hierro pero también lo es la correcta absorción por parte del organismo, ya que la absorción de hierro es más efectiva si se ingiere y digiere conjuntamente con el ácido ascórbico o ácido cítrico.
Para ello es necesario que los alimentos posean también vitamina C que se encuentra en frutas como naranja, kiwi y limón en grandes cantidades Algunos especialistas recomiendan por ejemplo que a la hora de comer un filet de ternera por ejemplo se acompañe de un vaso de zumo de limón o una fruta entera como postre evitando los lácteos como yogures, flanes o quesos en esa misma comida.
Si hablamos de prevención ésta comienza durante el embarazo por medio de un control adecuado prenatal donde el médico debe asegurarse que la madre no sufre anemia, ya que los hijos de madres que la padecen durante la gestación tienen mayor riesgo de padecerla en el primer año de vida.
La leche materna es el mejor alimento para el bebé ya que ésta contiene la cantidad de hierro que el lactante necesita.
Luego y cuando el niño tiene más edad se cambiará por una alimentación rica en ese mineral, que deberá ser adecuada para su crecimiento y desarrollo, pudiendo recetar el pediatra la ingesta de suplementos en caso de niños prematuros a partir de la segunda semana de vida o en el caso de niños que no toman leche materna a partir del tercer mes de vida.
También, muchos médicos recomiendan el descarte periódico de parasitosis intestinal y el tratamiento oportuno de cualquier tipo de infección.
Estudios realizados por el Dr. Matthew J. Burden indican que la anemia en niños representa un gran factor de riesgo ya que pueden desarrollar déficit de atención o también retrasar el desarrollo normal de la memoria.
Esta investigación se hizo sobre quince niños con anemia y otros diecinueve que tenían hierro suficiente en su organismo. Se pudo observar que los niños con suficiente hierro mostraban, a los nueve meses, una mayor capacidad de atención y tenían mayor memoria para recordar por ejemplo rostros que ya habían visto que los niños con anemia.
La anemia puede producir fatiga física y mental de forma continua, además de una disminución importante del rendimiento escolar del niño y una merma en su trabajo intelectual, además de ser la causa de una insuficiencia cardiaca o de tener un mayor riesgo de mortalidad infantil por infecciones respiratorias de carácter grave.
Foto Vía: whitegadget