Cuando un bebé nace ya puede comunicarse y también reconocen la voz de su mamá, su tono, gestos pero por ahora la única respuesta que pueden dar durante los primeros días es a través del llanto, algo que luego se complementará con gestos y movimientos de su cuerpo, un lenguaje que los padres pronto comprenderán lo que su hijo desea decirles.
Se cree que antes de cumplir el primer mes de vida, los bebés emiten algunos sonidos que en definitiva serán la base fundacional del lenguaje definitivo. Ese balbuceo en el período de los primeros tres meses comienza a hacerse sonoro y ese propio sonido estimula al bebé a continuar haciéndolo y a aumentar en número, los sonidos. Consigue en este período pronunciar las primeras vocales como A y O. Es muy importante conversar con el bebé desde los primeros meses aunque pensemos que no nos entiende.
El bebé tiene una necesidad natural de balbucear y aprende imitando, por ello aunque al principio sean expresiones inconexas, poco a poco comienzan a hacerse más entendibles. Además, el pequeño repite constantemente las primeras letras, primero las vocales y a partir del cuarto mes las primeras consonantes como G y P, no pudiendo todavía formar frases con sentido lógico.
A partir de sexto mes comienza a emitir una secuencia de monosílabas repetitivas como dadada o bababa y es también a partir de este período hasta el año de vida que podrá ya identificar algunas palabras y asociarlas a su significado. Entiende perfectamente su nombre y algunas órdenes simples y directas como DAME.
A partir del año de vida el bebé ya puede decir tres o cuatro palabras y esto va en aumento hasta el año y medio, en que logra elaborar algunas frases, por lo general difíciles de entender por personas ajenas a la familia, pero sencillo para padres y abuelos e inclusive hermanos debido a la misma intimidad que se crea con las personas más cercanas.
Entre el año y medio y los dos años ya cuentan con un vocabulario de aproximadamente de unas cuarenta palabras, pero entienden hasta doscientas, que intentan incorporar a su precario vocabulario haciéndolo generalmente con muchos errores y de manera confusa que los padres no deben “sobreestimular” como muchos tienen la costumbre de hacerlo, pensando que al hablar igual que le bebé, ellos entenderán mejor. Pero lo único que se consigue con esto es retrasar el verdadero y correcto aprendizaje del vocabulario.
De los dos a los dos años y medio se tornan sumamente conversadores con frases de cuatro o cinco palabras que repiten incesantemente.
A los tres años ya entienden prácticamente todo aquello que se les dice e intentan responder generalmente con un “no”. También, interactúan con los adultos y elaboran frases de cinco a seis palabras tratando de contar sus vivencias con las pocas frases que consiguen elaborar.
Es importante resaltar que si bien puede ser normal que los tiempos sean diferentes de un bebé a otro, en todo lo referente a comenzar a hablar, siempre será necesario estimularlos para alimentar sus deseos de expresarse. Sin embargo, si los padres notan demoras marcadas en comenzar a hablar deberán consultar con el pediatra.
Foto vía: pharmacyebooks