Aunque se dice que los niños siempre dicen la verdad, algo que es cierto ya que pocas veces se guardan las cosas, hay ciertas ocasiones en que sus mentiras son las preocupaciones de sus padres.
Mentiras infantiles
Hay especialistas que dicen que a partir de los cuatro años los niños empiezan a comprender que sus padres ocultan algunas cosas, haciendo que llegue a pensar que disimular algunas situaciones no está mal, cuando en realidad no es así.
Especialistas en psicología señalan que el derecho al secreto es una parte necesaria de la construcción de la identidad, aunque en ocasiones sea necesario enseñarles a que hay que contarlos.
En cualquier caso hay que identificar la gravedad de la mentira y en qué momentos el niño miente. Si está mintiendo cuando está jugando o está con amigos, puede entenderse como la utilización de su imaginación y su creatividad durante su esparcimiento. Pero si recurre a la mentira para evadirse de sus responsabilidades domésticas o escolares, será una conducta a la que habrá que prestar más atención.
Además hay que estar atentos a la frecuencia de sus mentiras. Si recurre con frecuencia a la misma en diferentes aspectos de su vida, y ofrece respuestas faltas para todas las situaciones de su vida, puede llegar a convertirse en un problema.Si las mentiras llenan el hogar, lo mejor es usar la ayuda de un psicológo especializado. Con estas terapias se puede llegar a descubrir la raíz del problema y a diagnosticar el motivo por el que el niño miente con tanta frecuencia. La mitomanía de los niños puede estar escondienco problemas como maltrato, abusos o acoso escolar.
Aunque es una situación complicada no es imposible de solucionar, siendo el factor principal para ello la comunicación. Por ello siempre hay que ser un ejemplo y decir la verdad, puesto según van creciendo van repitiendo las actitudes que ven en su casa. Y es que la mejor manera de enseñar a un niño es con hechos.
De igual manera hay que explicarles que las mentiras devoran la confianza y que hacen que sus familiares y amigos duden de su palabra. Por otra parte la mayor parte de las veces en las que un niño recurre a una mentira es para evadirse de sus responsabilidades, por eso es importante enseñarle a asumirlas. Por ejemplo, si miente diciendo que no tiene deberes para irse a jugar.
Debe aprender a identificar las prioridades enseñándoles que hay asuntos como por ejemplo el colegio, que tienen que estar en el primer lugar de su lista de quehaceres. Así cuanto termine sus deberes podrá divertirse.
También hay que ser comprensivas cuando tengan un problema y dejar de lado el papel de madre para asumir el de amiga, escuchando las razones por las que el niño mintió y cuando termine de hablar, explicarle la importancia que tiene el ser honesto a lo largo de la vida.