Tanto el embarazo como la maternidad implica una sincronía emocional, física y psicológica de la pareja. Existen también numerosos cambios en el estilo de vida de una mujer embarazada por lo que habrá que preparar el cuerpo para la gestación, poniendo mucha atención en lo que se consume, porque lo que se tome, va directa o indirectamente al bebé, antes y durante el embarazo.
¿Qué hay que evitar?
Los órganos del futuro bebé empiezan a formarse sobre los diecisiete días después de la concepción, un momento en el que la mayor parte de las mujeres no saben siquiera que se encuentran embarazadas, por eso se recomienda consultar con un médico antes de concebir para estar seguros de que habrá un comienzo saludable.
En cualquier caso quedarse embarazada es algo que puede resultar algo más difícil de lo que la gente piensa en realidad y a ello contribuyen algunos hábitos que afectan de manera negativa al organismo. Entre ellos se encuentra una alimentación incorrecta durante la gestación.
Por ejemplo, durante este período es importante evitar tomar peces que contengan mercurio, ya que aunque el pescado es muy sano y aporta una gran cantidad de nutrientes al organismo, lo cierto es que ciertas especies que tienen un elevado contenido de mercurio que afectan de manera negativa a la fertilidad. Entres ellos se encuentra el pez espada, la caballa y el tiburón. Por eso es recomendable que el límite de consumo de pescado sea un par de porciones cada semana, comiendo en la medida en que sea posible, trucha, salmón, pescado blanco o sardinas.
Los refrescos también deben evitarse debido a su elevado contenido en azúcar. Si estás pensando en quedarte embarazada, deberás disminuir su consumo como mínimo tres meses antes de intentarlo, ya que suben los niveles de azúcar en la sangre teniendo un impacto negativo sobre la fertilidad.
De la misma manera hay que evitar el alcohol, sustancia que se encuentra ligada estrechamente a los problemas de fertilidad. Su consumo en el embarazo puede llegar a provocar consecuencias muy graves como partos prematuros, abortos espontáneos o síndrome alcohólico fetal entre otros muchos.
Si se está tomando algún tipo de medicamento, hay que consultar al ginecólogo antes de quedarse embarazada. Hay algunos medicamentos recetados para la presión arterial que no resultan seguros durante el embarazo y hay que evitarlos. Las medicinas de venta libre utilizadas para calmar el dolor como por ejemplo el ibuprofeno, no son seguras. De hecho este medicamento interfiere en la implantación del feto.
De igual manera se ha comprobado que un exceso de peso antes del embarazo tiene una influencia negativa en las probabilidades de concebir. Además aumenta la posibilidad de sufrir ciertas complicaciones durante la gestación, ya que las personas con un peso superior al aconsejado, tienden a sufrir desequilibrios hormonales, algo que afecta a los ciclos menstruales y por consiguiente, a la probabilidad de quedarse embarazada.