Son muchos los niños que van caminando con sus piernas arqueadas, los pies junto y las rodillas separadas, un problema que es frecuente durante el desarrollo infantil y que se va corrigiendo a medida que el niño va creciendo.
Los primeros pasos
Si has notado que tu hijo anda como si fuera un verdadero «vaquero» con las piernas en arco, no debes preocuparte, ya que es una alteración que es bastante frecuente en una gran cantidad de niños. Además es algo que no tiene nada que ver con su salud aunque sí con su desarrollo físico. Por otra parte, en la mayor parte de los casos, de corrige de una manera espontánea, a medida que el niño va creciendo y cumpiendo años.
Rodillas separadas
Esta postura de las piernas arqueadas, es como se conoce con el nombre científico de «genu varo», una deformidad que aparece por primera vez cuando el niño comienza a dar sus primeros pasos y en la que se puede comprobar que las rodillas forman un arco, separándose hacia el exterior, mientras que los pies se quedan en una posición neutra, uno junto a otro.
La noticia buena es que es un problema de tipo fisiológico que se encuentra relacionado con la laxitud y la elasticidad del sistema esquelético y muscular, concretamente de los ligamentos de la rodilla, y que es muy típica en los niños que tienen menos de dos años, evolucionando a la normalidad según se va adquiriendo un mayor tono muscular con la edad.
De hecho, el pequeño que tiene este problema, suele corregir la postura cuando cumple los cuatro años o cuando es capaz de andar a la pata coja. Si esto no sucede o si la desviación ocurre solamente en una pierna, se debe consultar con un especialista para que valore si es un caso de crecimiento físico fuera de lo normal o si es causado por alguna otra enfermedad.
Tratamiento
Este problema no requiere tratamiento, simplemente un cierto control. En los niños más mayores o que tienen una deformidad más llamativa, puede recurrirse a la colocación a la hora de dormir de unas férulas y en los casos en los que la alteración se de en una sola pierna, habrá que realizar un exhaustivo seguimiento del pequeño y plantear la operación quirúrgica, pero nunca antes de que cumpla los 14 años.
En lo que se refiere a otras medidas que pudieran mejorar o acentuar esta deformidad, es muy importante recordad que la postura en la que el pequeño se siente o duerma, no va a repercutir en la evolución de este problema.
Lo que sí puede llegar a influir es la obesidad, aunque no el sobrepeso. Un niño que esté obeso, al estar acostado, no podrá juntar los muslos debido al grosor de los mismo y tendrá las puntas de los pies mirando hacia afuera, lo que todo junto le obligará a tener las piernas arqueadas.
Al caminar también puede llegar a tener problemas, ya que los muslos pueden provocarle que separe las rodillas causando un genu varo, aunque en este caso suele ser transitorio y durar hasta que los cartílagos articulares se fortalezcan.