Cuando se trata del cuidado de la piel de los bebés y de los niños, es muy importante que el jabón usado nos garantice hidratación, suavidad y que no tenga aditivos que puedan perjudicar su piel. Por ello te queremos mostrar cómo hacer tu propio jabón en casa para usar con los más pequeños. Además podremos darle el aroma o fragancia que deseemos y sin que ello signifique añadir ningún tipo de aditivo que pueda irritar la piel de tu hijo ni la tuya propia y que sin duda permiten que estos jabones caseros puedan ser utilizados por cualquier niño, sea cual sea la edad que tenga.
Preparación de un jabón casero con aceite de oliva
-2 litros de aceite de oliva
-500 ml de aceite de ricino
-600 gr. de flores de manzanilla.
-agua destilada
-lejía seca
El primer paso va a ser preparar una infusión de manzanilla junto con el aceite de oliva y mientras se va haciendo, ya que va a ser un proceso largo, iremos preparando el resto de los ingredientes. Para ello hay que hacerlo a fuego muy lento y durante dos horas como mínimo. Hay que asegurarse de mantener el cazo o la olla en la que se vaya a preparar la infusión a fuego bajo para que ni las flores ni el aceite se quemen.
La razón por la que se utiliza tanto aceite para hacer el jabón es porque durante el tiempo que dura el proceso de infusión, parte de dicho aceite se absorbe por las flores de la manzanilla secas.
Mientras se va haciendo por tanto la infusión, vamos a preparar la solución de la lejía. Para ello hay que medir los gramos exactos de la misma en un recipiente químico que sea seguro. A continuación se añade el agua destilada y mientras se van combinando los ingredientes se puede ir observando que el agua va produciendo algunos humos mientras se va calentando, por lo que lo más recomendable es crear la solución de lejía en una zona que esté bien ventilada. Cuando hayas terminado de mezclar ambos ingredientes coloca en la solución un termómetro y reserva en un sitio seguro mientras se enfría.
En la mezcla de aceite y de manzanilla se añade el aceite de ricino para que haga espuma y cuando hayan pasado las dos horas de cocción, se deja enfriar un poco. Cuando las dos mezclas que hemos preparado estén a temperatura ambiente se mezclan entre ambas y se va removiendo para conseguir una textura y color uniforme.
Se termina el proceso de mezcla con una batidora y cuando se haya conseguido una textura lo más similar a un flan se echa en un molde bien comprado o bien preparado por ti misma. (Puede ser un cartón de leche partido por la mitad, por ejemplo). Transcurridas 24 horas se procede a desmoldar el jabón y se deja reposar durante tres semanas como mínimo antes de usarlo.