El perfil de los abuelos de este nuevo siglo ha cambiado y ya no se encuentra asociado a la de décadas pasadas. Suelen ser personas más jóvenes, que viven su vida, sus proyectos y sus propias actividades con total plenitud.
Grandes cambios
Los abuelos de hoy en día tienen un papel muy activo e incluso en algunos hogares son el auténtico soporte para que sus hijos puedan compaginar la familia y el trabajo. Son de una gran ayuda, sobre todo cuando los dos padres trabajan y cuentan con poco tiempo para compartir son sus hijos. Es por eso que en muchas ocasiones los propios abuelos asumen el rol de los padres, algo que puede sobrecargarlos e incluso generar conflictos con sus hijos. A su vez, puede resultar difícil para los nietos ya que los ven como sus abuelos pero en el rol de sus papás.
Lo que se espera es que los abuelos puedan aconsejar y guiar, pero no hacerse total cargo de su crianza, a no ser que la situación lo haga totalmente indispensable. Si esta ayuda se usa de una manera sana, pueden llegar a fortalecerse los lazos afectivos y a la vez representar un positivo impacto en el desarrollo emocional de los pequeños.
En este sentido los abuelos experimentan con la llegada de un nieto alegría, pero a la vez preocupación por su participación como abuelos. De alguna manera sienten que reviven su propia paternidad y además los nietos les acercan de alguna manera a sus hijos. Los hijos los hicieron madurar y los nietos ahora los harán rejuvenecer.
Por otra parte con los nietos no deben existir obligaciones, sino simplemente el placer de verlos crecer, de quererlos y de compartir con ellos, todas sus experiencias vitales en la medida de lo posible. Y es que en la relación con los nietos, al contrario que sucedió con los hijos, desaparece en una gran medida el sentido de la responsabilidad así como el estrés. En cambio, la paciencia, la experiencia y la comprensión aparecen. Tendrán además la ventaja de recibir el amor de sus nietos sin tener que cumplir con los deberes paternales.
Los abuelos también actuarán como mediadores así como confidentes en las situaciones de conflicto entre sus nietos y sus hijos, es decir, que funcionarán como un amortiguador entre ellos, convirtiéndose en un referente para toda la familia, aunque siempre deberán respetar la decisión tomada por los padres aún sin estar de acuerdo con ellos.
Es primordial que los abuelos mantengan su vida al margen de sus nietos e hijos y que disfruten de sus propios ratos de ocio, en pareja, en soledad o con familiares o amigos de su generación. De esta manera sentirán que son útiles para sus hijos y para sus nietos, pero sin perder ni un ápice de su independencia, esa que durante tantos años les ha logrado conseguir y de la que ahora pueden disfrutar con total tranquilidad.