Es necesario mantener unos niveles adecuados de hierro durante el embarazo ya que de esta manera se logrará prevenir una anemia tras el parto ya sea mediante cesárea o natural. Aprende cómo hacerlo.
Embarazo y anemia
Entre algunas de las complicaciones que pueden llegar a producirse en el momento del parto se encuentran las hemorragias. Durante una cesárea los niveles de sangre que se llegan a perder son superiores a los de un parto natural, llegando incluso a provocar después de la cirugía, anemia en las madres. Esta anemia lleva implícita una disminución de glóbulos rojos y por consiguiente falta de hierro, siendo conocida como anemia ferropénica.
Signos de alerta
El síntoma más corriente si se padece de un cuadro anémico, es el cansancio. Igualmente se pueden provocar bajadas en la tensión arterial y es muy habitual también que la piel se vuelva bastante más pálida ya que disminuyen los glóbulos rojos y la sangre se aclara. Otros síntomas son dolor de cabeza, dificultad a la hora de respirar, mareos, insomnio, falta de concentración o calambres en las piernas.
En estos casos son muchas las madres que achacan estos síntomas a la propia cesárea o a que acaban de parir, pero realmente son el típico de reflejo de anemia ferropénica que es necesario tratar cuanto antes.
¿Cuándo hay que tomar suplementos de hierro?
El principal tratamiento para este tipo de anemia es la administración vía oral de hierro ya que los requerimientos nutricionales en esta situación no pueden cubrir esta carencia. En cualquier caso el tratamiento dependerá de la gravedad de dicha anemia y habrá que mantenerlo durante varios meses para reponer todas las reservas del cuerpo.
Si bien es cierto que no todo el hierro que se puede ingerir se llega a absorber, se pueden tener en cuenta algunos factores que logran aumentar su absorción como tomar complementos además de las comidas y alimentos que sean ricos en vitamina C.
¿Qué se debe comer?
Además del tratamiento farmacológico, se deben incluir en la dieta alimentos que sean ricos en hierro y de fácil absorción así como los alimentos, que debido a su composición, favorecen el aprovechamiento del hierro por parte del cuerpo.
Los alimentos de origen animal como el hígado, la carne o el pescado contienen hierro hemo que absorbe mejor el hierro que los alimentos vegetales como las legumbres, las hortalizas, las verduras o la yema del huevo, cuyo hierro es no hemo.
También existen nutrientes como la vitamina C que ayudan a la absorción del hierro no hemo y que se encuentran en los cítricos, en los pimientos, en el repollo o en las fresas. Por otra parte existen sustancias que ponen difícil la absorción de hierro y que se encuentran presentes en verduras de hoja verde, en el té, en el café o en los cereales integrales, por lo que hay que tenerlo en cuenta en el momento de planificar una alimentación correcta. Por todo ello resulta muy importantes tomar estos complementos en ayunas y con alimentos que sean ricos en vitamina C.