Este problema es común en muchos pequeños y debe ser corregido a tiempo para que no presenten problemas dentales cuando crezcan. No a todos los niños les pasa pero si a una considerable cantidad y se caracteriza por ser un movimiento anormal de las mandíbulas en el cual se aprietan los dientes fuera de su encaje normal y hacerlos rechinar como nunca lo habían hecho. A veces puede ser inconsciente y se presenta en las noches cuando duermen y no son conscientes de los movimientos. Pero también puede ser de una manera consciente y lo hacen durante todo el día como una especie de manía. Generalmente aparece durante la etapa de lactancia, durante la aparición de la primera dentición o mientras se cambian los dientes para que nazcan los definitivos. Algunos pueden nacer de manera desordenada o que no encajen uno con el otro perfectamente.
Si los niños son un poco más grandes, el bruxismo puede aparecer por estrés, por la forma en la que se desarrolla el encaje de la mandíbula superior en la inferior y los dientes y también como posicionan sus dientes durante el sueño. Es algo extraño pero las afecciones de tipo emocional también pueden afectarlos, por ejemplo el miedo a algo o la ansiedad. Los síntomas son fácilmente reconocibles, por ejemplo, el sonido que se presenta por el rechinar de los dientes y cuando los niños están dormidos, se siente mucho más fuerte cuando están cayendo en la etapa inicial. En los casos extremos, los dientes empiezan a presentar un cierto desgaste y si el movimiento es muy fuerte, hasta partición y fractura de los dientes. Si el problema no es controlado a tiempo, los pequeños crecen con esto y durante su adolescencia y adultez empiezan a evidenciarse molestias, dolores y hasta daños en los músculos faciales y el cuello.
También por el desgaste dental se puede empezar a producir sensibilidad en los dientes y con el tiempo no poder consumir alimentos muy calientes o muy fríos. Cuando es un proceso involuntario, el tratamiento no es preventivo, cuando es de manera consciente, se utilizan diversos métodos o accesorios para posicionar las mandíbulas. Por ejemplo, una férula que actúa como un retenedor en los dientes y no mover los dientes por lo menos durante la noche, además que suele ser visible y por eso se usa cuando los niños están en su casa. Un tratamiento más común es la ortodoncia y puede durar varios años pero con excelentes resultados, lo más frecuente son los retenedores y los brackets, que acomodan espacios, posicionan dientes donde deben estar y organizan las mandíbulas. Un método relajante es la fisioterapia, que es bastante moderno y que ayuda a los pequeños a relajarse y de paso a reducir el dolor. Por último se tienen en cuenta posibles factores emocionales y son utilizadas terapias sicológicas para que puedan desahogarse.