El pediatra que es el médico que va a cuidar de la salud de nuestros hijos durante sus primeros años de vida, es el que va a evaluar su crecimiento y su estado de salud de una manera periódica y quien decidirá en cualquier caso se es necesario ir a la consulta de cualquier especialista.
Visitas al pediatra
Desde los primeros días de vida de nuestro bebé son muchas las dudas que nos asaltan y es que cualquier síntoma por muy insignificante que sea, lo solemos asociar a un problema de salud, pero no hay que alarmarse y confiar plenamente en el pediatra que es quien va a seguir paso a paso las fases del crecimiento de nuestro pequeño y nos irá explicado los síntomas típicos de los diferentes trastornos que se irán presentando durante sus primeros meses de vida.
Para controlar el bienestar de nuestro hijo, se van a programar unas visitas durante el primer año de vida de éste.
En el primer semestre se aconseja someter al nene a una exploración cada mes donde se controlará el peso y la altura, se medirá la circunferencia del cráneo, se auscultará su ritmo cardíaco, se palpará su abdomen y se comprobará que va alcanzando las etapas principales de su desarrollo psicomotriz.
En el segundo semestre los controles serán cada dos meses, es decir, a los seis meses, a los ocho, a los diez y a los doce.
En el caso de niños prematuros este calendario general constituirá una excepción y es que los niños que tiene distintos problemas de salud como reflujo gastroesofágico, repetidas afecciones urinarias, otitis recurrentes, anemia o alergias alimentarias, deben contar con una atención mucho más exhaustiva por parte del pediatra al que deberán acudir todos los meses incluso durante su segundo semestre de vida.
A los dos meses
Cuando el bebé cumple dos meses el pediatra deberá asegurarse de que oye correctamente tanto sirviéndose de test especiales como de los datos que le proporcionarán los padres. Con estas observaciones suele ser suficiente aunque puede ser necesaria la intervencia de un otorrinolaringólgo.
Reflejo de Moro
Todos los recién nacidos cuentan con este reflejo en los que en unas condiciones normales un ruido inesperado e intenso debe sobresaltarle por muy pequeño que el niño sea. El pediatra efectuará diversas pruebas para comprobar la presencia de dicho reflejo. Como primera medida batirá las palmas de sus manos para ver si sobresalta al niño y si es necesario puede llegar a recurrir a algún tipo de test más sofisticado.
En cualquier caso durante el primer semestre de vida es necesario que el pediatra pueda descubrir cualquier posible defecto congénito, seguir el crecimiento correcto del bebé y controlar su alimentación, comprobar que culmina correctamente las etapas principales de su desarrollo psicomotor y controlar la administración de las vacunas.
Entre los siete meses de vida y los diez
A esta edad el pediatra puede someter al niño al test de Boel que le permitirá evaluar una correcta coordinación entre las capacidades visuales, auditivas y motoras del bebé.