Cuando nuestro pequeño grita, llora, se agita y nada consigue calmarle, podemos intentar aliviarle las molestias de diferentes formas, aunque lo principal es saber esperar y tener paciencia ya que este trastorno es normal que desaparezca de una manera completamente natural hacia los tres meses de edad.
¿Qué es un cólico de lactante y cómo se manifiesta?
Los cólicos afectan normalmente a los bebés más pequeños que cuentan entre tres semanas de vida y el tercer mes. La señal más conocida es un llanto de dolor que se repite normalmente cada día por la tarde, generalmente al pasar una hora desde su última toma y que puede llegar a alargarse durante algunas horas más, de una manera ininterrumpida.
Este llanto va acompañado de contracciones en las piernas y en los brazos y el bebé suele presentar una barriga hinchada y tensa, emitiendo al final de dicha crisis, aire del intestino con lo que consigue calmarse completamente. Es por todo ello que se habla de cólico al creerse que el niño presenta un dolor en su barriga por la presencia en ella de bolsas de aire.
¿Cuál es el origen de estos cólicos?
Con certeza no se sabe la causa de estos cólicos típicos de los lactantes. Es muy probable que este trastorno se deba a la tensión nerviosa que el niño ha ido acumulando a lo largo del día y al cansancio, algo que se pone de manifiesto durante la tarde en forma de dolor.
En cualquier caso los cólicos no están relacionados como se suele pensar y decir con problemas a la hora de hacer la digestión, con algún tipo de alimento que la propia madre haya consumido antes de darle el pecho o incluso con una intolerancia a la leche.
¿Qué hacer para intentar aliviar las molestias de nuestro hijo?
La medicina más natural para tratar los cólicos del lactante es sin duda el tiempo, aunque eso parezca algo impensable para la mayoría de las madres, ya que el ver a su pequeño sufriendo y llorando de una manera casi inconsolable suele traducirse en una ansiedad y angustia en la propia madre, algo que en ningún caso beneficiará al pequeños pues en estos casos lo que necesita es que le transmitan paz y serenidad.
En cualquier caso normalmente durante el tercer mes de vida del pequeño, este problema suele resolverse de una manera completamente espontánea, para alegría de los propios padres y para descanso del niño.
Hasta ese momento, los mismos padres pueden intentar calmar al bebé en la medida de lo posible a base de caricias y de muchos mimos.
Para aliviar estas molestias también es una buena solución recurrir a la ayuda de una tisana caliente como por ejemplo la manzanilla o el hinojo por su gran efecto relajante y que si se le ofrecen al bebé en el propio biberón al caer la tarde, pueden llegar a ser una buena opción para calmar esos molestos dolores procedentes de los gases que ha ido acumulando el bebé o de su mismo cansancio.