La obesidad infantil es un problema que se hace más evidente cada año y los primeros años de vida del niño son de gran importancia ya que es en esta etapa donde el pequeño comienza a adquirir sus hábitos alimentarios futuros.
El aumento de la obesidad en edad infantil y adolescentes ha llegado a un punto que merece atención sobre todo en lo relacionado a cambios en el estilo de vida. Los niños se han vuelto cada vez más sedentarios y su alimentación es por lo general desequilibrada.
Por ello, la mejor manera de combatir el problema de la obesidad infantil es una acción preventiva desde que el niño nace.
Se debe tener en cuenta que los dos primeros años de vida del niño representan un período de gran importancia ya que es en ese lapso de tiempo donde adquiere los hábitos alimentarios que serán las bases de todas sus futuras preferencias en relación a los alimentos a ingerir a diario.
Será necesario entonces, controlar la cantidad de proteínas que ingiere el niño de la misma forma que se hace con los adultos, ya que se ha demostrado que un exceso en el consumo de carnes, pescados y huevos en edades muy tempranas incrementa el riesgo de padecer de obesidad y sobrepeso.
Por ello, es bueno limitar la cantidad de proteínas tanto en la alimentación de los bebés como de los niños pequeños y proporcionales solo los porcentajes diarios necesarios, sin cometer excesos.
La elección de grasas de buena calidad es importante teniendo en cuenta que el organismo las necesita pero será diferente la cantidad que precisa un adulto a un niño por ello se recomienda elaborar los alimentos con aceites como el oliva o girasol evitando alimentos como snacks y bollería que contienen grasas saturadas.
Con relación al consumo de sal los niños necesitan menos cantidad que los adultos y por ello no es necesario agregar mucha sal a los alimentos ya que su paladar aún no ha adquirido esas preferencias. Por otra parte, los alimentos ya poseen sal en su composición y no es agregarles más por lo pronto en esa etapa.
Las cocciones al vapor son excelentes ya que además de ser sencillas mantienen las vitaminas y minerales de los alimentos y sus propiedades naturales sin alterarlas. Desde pequeños es posible educar el paladar de los niños por ello no es necesario añadir sal o azúcar en grandes cantidades a los alimentos que ya poseen estas sustancias de forma natural.
Es una buena forma de acostumbrar a los pequeños a disfrutar de los sabores naturales evitando problemas futuros como la aparición de caries. Frutas y verduras deben formar parte de la dieta que será equilibrada y también variada, aportando al organismo las vitaminas y minerales necesarios en esta etapa de crecimiento.
Por otra parte su alto porcentaje de fibra ayuda a un buen tránsito intestinal, siendo ideal el consumo de frutas como mínimo dos veces al día y de verduras en alguna de las dos comidas principales.
Foto Vía:Howtolotsebell y Fatsoon