Cada niño tiene una forma diferente de comportarse y de actuar y todo depende muchas veces de lo que vive en su diario vivir y lo que lo rodea. A los padres siempre les preocupará como será la personalidad, temperamento y comportamiento de los niños porque de eso depende que los niños hagan caso, sean educados y manejen sus emociones y estrés, que puede darse por diversas situaciones. Estos aspectos están condicionados por lo que ven, escuchan y aprenden, por las personas que los rodean y por los contextos donde se mueven diariamente. Aunque hay que dejar claro que si un niño tiene un temperamento difícil no siempre es culpa de los padres y no quiere decir que sean malos padres o lo hagan mal.
Hay rasgos que definen el temperamento de un niño y uno de ellos es el nivel de actividad, pues si es un niño muy activo siempre querrá moverse por todo lugar ya sea un salón del jardín, la casa o el parque y hay que darle cierto tipo de libertad para que no se sienta limitado. Hay que esperar que madure un poco para que controle su hiperactividad y los padres deben saber tener paciencia o control cuando tienen un carácter muy pasivo. Si el niño es por el contrario mas introvertido y no se mueve tanto como los padres quisieran, estos últimos pueden pensar que es extraño o que el niño tiene problemas de salud pero no hay de qué preocuparse, pues es normal y saben disfrutar de su infancia a su manera. La regularidad en las actividades también determina muchos aspectos, por ejemplo, si son regulares harán que los padres organicen su día y no tengan alteraciones por si se duermen a diversas horas, si come a deshoras o no tiene una rutina especifica.
Si por el contrario, no son regulares, los padres también tendrán un modo de vida muy complejo, no descansaran bien y se sentirán fatigados todo el día por estar atento a las necesidades de los hijos. Por lo general son estos niños los que se demoran en aprender ciertas cosas como el ir solos al baño. Por otro lado está la adaptabilidad, es decir, aquellos que se adaptan fácilmente a situaciones de cambio y no es necesario forzarlos con rutinas diarias, pues se ajustan a los cambios y las ordenes. Por el contrario, si no se adaptan, deben crearse ciertos tipos de rutinas para generar un orden comportamental pero debe ser gradual y no forzado. Hay situaciones en los que hay separaciones de padres o la partida de un ser querido cercano y los niños pueden tener cierta reacción a este tipo de cosas.
También hay momentos en los cuales son muy sociables y tienden a irse con extraños o por el contrario aislarse y no sociabilizarse muy fácil con los demás. Ante cualquier cambio es necesario informales de una manera adecuada y entender cualquier reacción, pues no es fácil a su edad entender lo que pasa a su alrededor. Hay pequeños que son muy distraídos y eso se puede corregir con atención u otros que son muy atentos y desarrollan capacidades que los otros niños demoran en aprender, pero no quiere decir que tengan problemas, solo es cuestión de afianzar y reforzar los puntos que tienen algo descuidados y orientarlos.