Los niños son, por naturaleza, personas juguetonas que requieren constante atención sobre ellos; pero más allá de sus muecas o gestos intencionales, pueden existir actos involuntarios que no controlan ni perciben concientemente, y eso es lo que se denomina un tic infantil. Por eso, a continuación se presenta toda la información que se debe saber para detectar este tipo de anomalías y tratarlas de la forma más responsable y positiva posible. Los tics
Se definen como movimientos involuntarios, inoportunos y excesivos de los grupos musculares, sin un motivo conciente aparente. En los niños se suelen dar con más frecuencia entre los ocho y doce años, pudiendo desaparecer estas manifestaciones pasada la adolescencia. Los síntomas pueden disminuir en su recurrencia por voluntad y esfuerzo, aunque también puede dar efectos positivos la distracción cuando aparecen los tics.
Causas de los tics y formas en que manifiestan en el cuerpo
Los tics suelen ser causados generalmente, además de por factores genéticos hereditarios, por factores de entorno, de aprendizaje o por cambios en los roles de los niños. Suelen aparecer como reacciones ante determinadas situaciones, que generalmente le producen ansiedad o inquietud al niño. Por eso suelen aumentar los tics con el estrés y disminuir con la tranquilidad o distracción.
Se manifiestan por medio de movimientos musculares involuntarios y repetitivos como: parpadeos constantes, guiñar un ojo, curvar las cejas, encoger hombros, doblar el cuello, fruncir la nariz, movimientos repetitivos de las manos o pies, etc.
Forma de proceder ante un niño con tics
Cuando este tipo de casos son detectados en los hijos, lo prudente es no temer y acudir lo más pronto posible a una consulta con un especialista. Además no es recomendado resaltar el problema al niño, ni reprenderlo cuando aparecen los tics, ya que no es algo que puedan controlar.
En cambio, una vez especificado el problema y tratamiento, se debe concientizar al niño de forma correcta y reflexiva, explicándoles sobre su condición y como se procederá para que tenga una mejor calidad de vida. Además, como suele ser una enfermedad hereditaria, puede ayudar el ejemplificar el problema al niño con los casos de los familiares.
Cuando los tics causan algún problema de autoestima o desenvolvimiento social del pequeño, se debe recurrir sin pensarlo a un terapeuta; los más recomendados son aquellos que se especialicen en éstos casos, para que puedan brindar la mayor contención posible al niño.
Por otro lado, el proceder de los padres y adultos con el diagnostico, debe ser procurando la atención y procedimientos adecuados; pero sabiendo que no es una enfermedad agresiva o degenerativa, de manera que afectará mínimamente la calidad de vida del niño. Además, como se mencionó anteriormente, los tics pueden desaparecer o disminuir pasada la adolescencia.