Hemos visto en un artículo anterior que el embarazo molar también llamada como enfermedad trofoblástica gestacional, es un trastorno poco común que es producido por la formación anormal del tejido placentario y en lugar de un embrión sano este problema ocasiona una mola de quistes, existiendo dentro de estos casos el embarazo molar parcial.
De esta forma, en un embarazo molar la placenta crece normalmente durante los primeros meses pero se transforma en una masa de quistes y el embrión no se forma o si lo hace se forma mal siendo imposible que sobreviva.
Según las estadísticas uno de cada mil quinientos embarazos es molar y tienen más riesgo de padecer el problema las mujeres mayores de cuarenta años y aquellas que ya han tenido un embarazo molar anterior.
Diferente del embarazo molar completo, en el parcial, se encuentran presentes los 23 cromosomas de la madre pero existen dos grupos de cromosomas del padre. De esta forma, el embrión tiene sesenta y nueve cromosomas en lugar de los cuarenta y seis que debería, algo que puede ocurrir cuando el óvulo es fecundado por dos espermatozoides a la vez.
Lo particular de este tipo de embarazo es que en las primeras etapas el embarazo parece normal ya que reacciona ante los test caseros, análisis de sangre posteriores y hasta produce los síntomas comunes de un embarazo, pero en realidad en ningún momento de este período existe un embrión sano.
En realidad, aún no se ha podido establecer de forma total y acabada qué causa esta anomalía pero los científicos y especialistas estiman que puede también deberse a defectos en el óvulo, problemas en el útero o en algunos casos una dieta deficiente con falta de ácido fólico, caroteno y muy baja en proteínas.
Hemorragias vaginales, náuseas y vómitos importantes, presión arterial alta, crecimiento excesivo del tamaño del útero y calambres abdominales, son algunas señales de alarma a pesar que existen casos que son totalmente asintomáticos y solo se descubren por medio de una ecografía.
Ya sea que se trata de un embarazo molar completo o parcial solo puede seguirse un camino y es el de la interrupción del embarazo, generalmente por medio de un legrado. Luego será necesario realizar revisiones periódicas a la mujer sobre todo porque esta dolencia tiene el comportamiento de un tumor y en algunos casos puede ocasionar un carcinoma.
Además de las revisiones periódica se realizan a la mujer que a sufrido este problema controles de los niveles de hCG, pues si son elevados es posible que hayan quedado células anormales del tejido placentario enfermo y se corre el riesgo de sufrir metástasis y con el paso del tiempo desencadenar en un carcinoma.
La diferencia sustancial entre un embarazo molar completo o uno parcial es que en el primero no hay feto en cambio en el segundo existe algo de desarrollo fetal.
Lo alentador en cualquiera de los dos casos de embarazos molares es que según las estadísticas en más del 80% se trata de moles benignas y desaparecen de forma total tras un tratamiento adecuado y la mujer puede nuevamente quedarse embarazada después de transcurrido un año del episodio.
Solo un 10 a un 15% de casos puede llegar a convertirse en mole invasiva y penetrar en la pared del útero generando hemorragias y otras complicaciones. Dentro de estos porcentajes solo un 3% puede transformarse en un carcinoma de desarrollo rápido pero con una alta tasa de curación.
Foto vía:knowsley