Saber arreglarse

El estilo y cuidado personal a la hora de vestirse es nuestra presentación ante la sociedad en pro de nuestros hijos. Unos niños bien educados en este sentido, tendrán delicadeza a la hora de vestir. Saber arreglarse

La apariencia personal es primordial no sólo para tener un buen equilibrio emocional, sino para establecer relaciones con los demás.

Cuando conocemos a una persona nuestra mirada va directamente al rostro, por eso el cuidado de la cara y el pelo requiere especial atención. En una mujer es obvio que mejora cuando está pintada. El modo mejor es cuando no resulta llamativo o excesivo, se percibe cuidado pero apenas se puede definir. Además la tendencia de la mujer actual rápida y desenvuelta, que combina el trabajo dentro y fuera de casa exige algo así, estilos frescos y nada recargados o barrocos. Predomina el minimalismo, también en el arreglo personal.

El arreglo está condicionado por la situación en que la persona se va a desenvolver. Hay que armonizar ropa, zapatos, complementos, peinado, arreglo de la cara y uñas.

Conviene planificar las tareas del día siguiente con antelación, saber exactamente en qué ocupaciones emplearemos el tiempo, a qué lugares debemos acudir y que tareas realizaremos. No es lo mismo ir a una reunión con un grupo de ejecutivos que ir al campeonato de tenis de nuestra hija pequeña. No es que nos vayamos a cambiar de ropa para cada actividad, pero la cuestión requiere estudio, porque así rentabilizaremos el tiempo y tendremos claro lo que nos vamos a poner en cada momento para aparecer del mejor modo posible en cada lugar. Para una mujer es muy importante la imagen, no cuidarla daña la autoestima y cuidarla proporciona seguridad.

Volviendo al ejemplo de la reunión y el campeonato, podemos elegir un traje o con un pañuelo bonito o un accesorio original para la reunión, y para el campeonato, sustituir el pantalón por un vaquero y eliminar el complemento.

Cuando estamos en casa no debemos tirar la toalla y estar de cualquier forma. A los que llegan a casa, les encanta ser recibidos por con una sonrisa pero si está colocada sobre el desaliño o la dejadez resulta menos agradable y estimulante. Además tenemos que pensar que los que llegan a casa tienen el contraste de la gente que acaban de ver en la calle. Nuestra apariencia no les puede llevar a pensar que otra gente es más elegante, guapa… que nosotras.

Arreglarse siempre es un esfuerzo, siempre cuesta pero es recompensado muchas veces con un piropo. Es emocionante y conmovedor escuchar a un hijo o al marido decir: ¡estás preciosa! Eso quiere decir que el proceso de admiración continua y esa es la mayor gratificación de una mujer, saber que sigue conquistando a los suyos.

El momento estelar del arreglo son las fiestas o los acontecimientos especiales, ahí es donde una mujer debe poner el mayor empeño en resaltar su belleza. No es necesario adquirir un modelo nuevo para cada situación, a veces bastará con un complemento y otras no será necesario. En estas circunstancias: el peinado es uno de los puntos estrella, los zapatos deben ser algo más altos, la persona que nos lleva debe sentirse orgullosa. Las prendas elegidas no han de ser especialmente llamativas, evitar dar que comentar o resaltar demasiado.