Los niños distraídos pueden corregir este aspecto y empezar a rendir correctamente en sus actividades, especialmente las escolares. El papel de los padres y su apoyo es importante, pero con el uso de mecanismos efectivos y que no les de miedo a los pequeños. Es común que muchos niños padezcan de un déficit de atención, porque prefieren estar jugando, mirando cualquier cosa o pendiente de la televisión o una canción. También es sabido que hay niños que pueden llegar a ser más distraídos que otros, pero no quiere decir que sea imposible ayudarlos para que este déficit se reduzca y sus tareas y desempeño escolar o en otras actividades, mejore.
Lo primero que hay que evitar es ponerle apodos o pronombres que lo hagan sentir mal o incluso orgulloso de ese papel de distraído y en vez de encontrar una mejora, el problema empeore, y pueda volverse tímido e inseguro o una persona completamente cínica e irresponsable. Cuando a un niño se le mete tanto en la cabeza que es algo, al final termina creyéndoselo.
Después hay que crear espacios donde él se sienta seguro de sí mismo, capaz de asumir sus dificultades y superarlas pero sobre todo, que se sienta acompañado, de esta manera podrá mejorar su rendimiento y de paso, las relaciones con quienes lo rodean. El tercer punto, es empezar a diseñar actividades en las cuales empiece a adquirir una rutina para perder esa alta capacidad de distracción. Hay que enseñarles que cuando está haciendo una actividad, debe dedicarse a ella, hasta terminarla, hacerla con empeño y con los mejores resultados, cuando acabe si puede dedicarse a otra cosa.
Hay que generar también algunos signos de autoridad pero sin agresividad o que puedan generar miedo. La mirada es una solución perfecta. No tiene que ser agresiva o que genere miedo, pero sí que se convierta en un foco de atención. Hay que crear nexos de escucha y habla, de expresión y comunicación. Cuando haya dudas, es bueno atenderlos y no hacerlos esperar, porque se convertirá en una excusa perfecta para ponerse a hacer otra cosa. No hay que saturarlos con las mismas cosas por mucho tiempo, así que hay que establecer lapsos de descanso, sobre todo en el momento de hacer tareas y cosas escolares, para que no se sientan presionados y aburridos trabajando sobre el mismo tema. De esta forma se les enseñara a ser responsables.
Para los padres que a pesar de tener atención sobre los niños, no ven cambio alguno, es necesario que empiecen a acudir a un profesional, para que los oriente o trabaje directamente con su hijo. En un inicio todo será repetitivo, pero después todo será un ciclo que el mismo aprenderá y le ayudara en sus actividades diarias.