Los adolescentes y el mundo virtual

Los adolescentes viven pegados a sus teléfonos celulares, están pendientes de los mensajes de correo electrónico, de conectarse al Messenger o de actualizar su perfil en las redes sociales. La forma de relacionarse online con los amigos es uno de los motivos principales que hacen que estén cada vez más tiempo conectados. Los adolescentes y el mundo virtual En la actualidad, las comunicaciones entre las personas se realizan mayormente por medio de Internet y los adolescentes cuando conocen nuevas personas ya no preguntan: ‘¿cuál es tu número telefónico?’, sino en cambio dicen: ‘¿me agregas a tu Facebook?’ o `¿cuál es tu MSN (Messenger) y seguimos hablando allí?

Encender la computadora para ver quien está conectado significa para un adolescente «entrar al mundo» y pertenecer. Se conectan a las redes para todo: para organizar una salida, para comentar una película y hasta para discutir o pelearse. Además, utilizan esta herramienta para conocer gente de otros países y compartir fotos, libros y música.

La mayoría de los adolescentes utiliza Facebook como medio de comunicación e incorporación al grupo de pares ya que para ellos es muy importante para su autoestima ser aceptados entre sus amigos para «pertenecer«. Si no tienen una cuenta en esta red social, muchas veces sienten que están fuera del mundo. Por eso es importante permitirles que tengan una cuenta ahí pero controlando quienes son sus amigos hablando con ellos acerca de la información que colocan, advirtiéndoles de los peligros a los que pueden estar expuestos.

Para los adolescentes, Internet se convirtió en un universo muy atractivo, irresistible, que los conquista porque los acerca al grupo de pares, los lleva a paraísos de infinitas posibilidades y de gran interactividad, pero que también los puede apartar de la realidad de cada día. Es por ello imprescindible que los padres estén atentos y verifiquen a que paginas ingresan sus hijos, es bueno saber quiénes son sus contactas en las distintas redes sociales, restringir las páginas que ellos consideran que son perjudiciales, fomentar la confianza, la comunicación y la intimidad para que los chicos puedan contarles acerca de los sitios en donde navegan, compartir tiempo con ellos, acotar el use de la PC sugiriendo otras actividades en familia o con amigos y enseñar una adecuada estructuración del tiempo.

Si nos ocupamos de estar actualizados en el tipo de vínculo que ofrecemos, de la misma manera que nos interesamos en la actualización tecnológica, seguramente lograremos sentirnos mejor. ¿Cómo? Estando presentes, atentos, escuchando, mirando. Compartiendo momentos, encuentros, juegos, silencios. Pero de una manera constante y sostenida, no cada tanto. Es una tarea más de las tantas que tiene los padres. Difícil pero no imposible.

Algunos cuidados con internet
Muchos jóvenes no tienen del todo claros los riesgos que corren al subir determinados datos a la red. Sin embargo, pueden ser blanco de varios delitos, tales como pornógrafa infantil, calumnia, injuria o estafa. Existen maneras de protegerse y de evitar que los niños y adolescentes sean víctimas de estos delitos. La mejor prevención es estar cerca de los hijos y tratar de darles toda la información, como por ejemplo:

– No brindar nunca datos personales acerca de ellos o de la familia.
– No enviar fotografías ni subir videos sin autorización de los padres.
– Tener cuidado con las ofertas que les hacen y que impliquen concurrir a un lugar determinado.
– Preguntar a los padres cuando duden acerca de alguna información que los haga sentir incómodos.
– No programar un encuentro con alguien a quien solo conocen a través de Internet; y si lo hacen, que vayan acompañados por un adulto.
– Recordarles que las personas que navegan por Internet no siempre son lo que dicen ser, pues puede tratarse de adultos haciéndose pasar por niños o adolescentes.
– Colocar filtros o programas protectores para que los niños no ingresen a determinados sitios.
– Insistir en que aquellas palabras que son inadecuadas en una conversación también lo son en un chat.