La alimentación de un niño siempre resulta preocupante para los padres porque no saben como enseñarles buenas maneras de alimentación y que no creen preferencias por lo que les da muchas calorías pero no los alimenta nada. Hay que tener cuidado en los primeros años de vida, porque en esta etapa es donde se acogen los hábitos y la comida que les gusta y comerán por el resto de su vida. Los niños deben tener una nutrición competa teniendo en cuenta que están en una etapa de desarrollo y necesitan de energía y gran cantidad de nutrientes para poder realizar sus actividades diarias. Además, los niños se caracterizan por ser hiperactivos, juguetones y permanecer constantemente activos. De acuerdo a los expertos, definen una sigla para poder determinan la calidad de nutrición infantil: CESA, que se define en completa, equilibrada, suficiente y adecuada. Para todos los niños debe aplicarse y necesariamente requiere de algunos rigores por parte de los padres, para evitar que los niños coman exceso de comida que no les aporta nada.
Una vez que cumplen un año, en la dieta de un pequeño se deben incluir alimentos que les proporcionen la mayoría de nutrientes y para que los reconozcan y se acostumbren a ellos. Debe ser completa refiriéndose a que deben encontrarse todos los grupos de alimentos, es decir, lácteos, cereales, carne, huevos, granos y obviamente frutas y verduras. Como segundo aspecto, la alimentación debe ser equilibrada, es decir, las raciones, las porciones deben ser las justas y no exageradas, sino caerán en sobrepeso. Lo ideal es un plato, que tenga carbohidratos, una fruta, una verdura y una proteína. Siguiendo por la línea de la cantidad, la alimentación tiene que ser suficiente, es decir, que no los deje a punto de vomitarse pero que tampoco queden con hambre. Siempre es bueno consultar con un nutricionista para saber la cantidad ideal de minerales, vitaminas y calorías, porque hay límites que si se exceden o se aporta muy poco, resultan malos.
Por último, la alimentación debe ser adecuada en dos aspectos, el primero, darle las condiciones en las que él pueda comer muy bien, por ejemplo, un pedazo de pollo o carne estar picado en trozos para que no se atore o se dificulte comer o lo mismo pasa con una manzana, que al ser muy dura, se vuelve imposible de poder comer agradablemente; y como segundo aspecto, no hay que exagerar en el consumo de azúcares, dulces, galguerías, comida chatarra, bollería o productos refinados, porque se acostumbrarán y su nutrición será deficiente.
Es importante que entre el año 1 y 5 de vida se les dé a conocer lo que es bueno y no tan bueno comer, porque es justamente en esta etapa en donde se definen sus hábitos de alimentación y se evidencia el grado de crecimiento de un pequeño. Hay que buscar metodologías sanas y agradables para enseñarlos a comer, pero no obligarlos o convertir la comida en una especie de premios o castigos.