El pan no solo no engorda, dado su bajo contenido de grasa y azúcar, sino que es fundamental para mantener una alimentación sana. Muchas son las personas que, al aumentar de peso, señalan al pan como el principal culpable, convirtiéndolo así en el primer eliminado de las dietas. Pero esta idea es completamente errónea: el pan no solo no engorda, dado su bajo contenido de grasa y azúcar, sino que es fundamental para mantener una alimentación sana. De hecho, la OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda consumir al menos 250 gr. de pan por día. Esto se debe a que dicho alimento es una fuente esencial de hidratos de carbono, lo cual significa un gran aporte energético para el organismo, así como también de fibras, proteínas, minerales y vitaminas del grupo B. Es compatible con las cuatro comidas del día, y con casi cualquier receta, y podemos encontrarlo en incontables formas y sabores.
A continuación, le presentamos cinco de sus múltiples versiones.
Pan blanco: fuente de hierro y calcio
Se inventó en la era de la industrialización, cuando se advirtió que al pretender almacenar la harina molida, esta se estropeaba rápidamente, lo cual no sucedía si se le quitaba el germen y la cascarilla a los granos antes de molerlos. Este tipo de pan es el más utilizado debido a sus ventajas en cuanto a la textura – y calidad de su harina. Puede variar en sus propiedades y características nutricionales de acuerdo a su preparación.
Aporta: hierro, calcio, fibra, potasio, yodo, zinc, carbohidratos, magnesio y sodio. Vitaminas: de la B1 a la B9, y E.
De avena: el pan del corazón
La avena es un cereal muy nutritivo, rico en grasas fácilmente asimilables, calcio, magnesio, hierro, y vitaminas del complejo B y E. Al carecer prácticamente de gluten, no se utiliza como ingrediente principal en la elaboración de pan. Sin embargo, se agregan copos a otros tipos de harina pare aumentar su sabor.
Estimula el funcionamiento de la glándula tiroidea y es un buen regulador de los picos de diabetes. Sus aceites esenciales poco saturados son buenos para prevenir problemas cardíacos y arteriosclerosis. La avena es diurética y reguladora intestinal, por lo cual asegura un efectivo control del peso, y una notable reducción del nivel de colesterol.
Aporta: nutrientes, calcio, magnesio, hierro y fibra y vitaminas: del complejo B y E.
Pan integral: el más nutritivo
El verdadero pan integral se hace con el grano completo molido, es decir, conservando la cascara y el germen, y se fermenta con la levadura madre. No se debe confundir con el pan blanco al que se le agrega salvado. Para evitar cometer ese error, es recomendable comprarlo en tiendas de dietética.
Los productos preparados con harinas integrales, que no poseen aditivos ni conservantes, son ideales e irremplazables para el organismo y constituyen un elemento básico para la conservación y restitución de la salud. Esto se debe a que, al moler el grano entero, este tipo de harina conserva los minerales y fibras contenidos en la cáscara (salvado), fundamentales en la regulación de la absorción y movilidad intestinal, las proteínas y vitaminas (B1, B2, B6, C, E y K) presentes en el germen, y el almidón y otros hidratos de carbono necesarios para el sistema nervioso, los cuales se encuentran en el albumen (o parte interna).
Las vitaminas del grupo B del germen de trigo ayudan a la transformación y aprovechamiento adecuados de estos nutrientes. De esta manera, los hidratos de carbono son asimilados de forma saludable.
Por su alta cantidad de nutrientes, este pan es considerado uno de los alimentos más completos para el organismo, y esta en la base de la pirámide nutricional.
De maíz: el rejuvenecedor
No posee gluten ni gliadina, por lo tanto, este tipo de pan resulta apropiado para celiacos, siempre y cuando no se combine con otras harinas, con excepción de la cebada, avena o centeno. El maíz es el cereal más rico en grasas, y su alto contenido en vitamina E le proporciona propiedades antioxidantes. Como consecuencia, combate los radicales libres, responsables del envejecimiento y de muchas enfermedades degenerativas (problemas circulatorios, de la vista o de la piel).
Aporta: calcio, magnesio, fibra. Vitaminas: alto contenido de vitamina E, la cual proporciona propiedades antioxidantes.
De centeno: el pan de la sangre
Su cultivo se inicio pace unos 2000 o 3000 años. Es un pan de consumo habitual en los países del norte europeo, ya que el centeno es un cereal que resiste los climas fríos. A diferencia del pan de trigo, su sabor es fuerte, un poco amargo, y se mantiene fresco durante más tiempo.
Cabe destacar que es rico en potasio y sílice, y que es un excelente fluidificador sanguíneo: flexibiliza los vasos y es recomendable en los casos de hipertensión, arteriosclerosis y enfermedades vasculares en general. Actúa como laxante y regulariza el metabolismo debido a su alto contenido de fibra. Además, al disminuir la absorción de los azúcares simples, contribuye a la mejora de la diabetes.
También esta aconsejado pare las personas con altos niveles de colesterol en sangre, debido a que la fibra elimina por arrastre parte del colesterol, en la evacuación del intestino. El pan de centeno es muy nutritivo, ya que posee carbohidratos de liberación lenta, los cuales proporcionan energía al organismo pare mantenerse en forma durante todo el día. Asimismo, resulta muy útil en las dietas de control de peso, grades a su bajo aporte calórico.
Aporta: sílice, magnesio, hierro, potasio, fósforo y zinc.
Vitaminas: Se destacan la vitamina E, y las del grupo B y C.