Una de las tradiciones más populares de las fiestas navideñas es la de comerse doce uvas, una por campanada la noche del 31 de diciembre, mientras se va pidiendo un deseo cada vez que se come una ¿De dónde viene la tradición de comer doce uvas?
La implantación de esta costumbre no se debe a motivos culturales ni religiosos sino a intereses enconómicos. A principios del siglo pasado, concretamente en la Nochevieja de 1909, unos vinicultores, algunos dicen que catalanes otros que eran de Alicante y Murcia, tuvieron la necesidad de desprenderse de un excedente de uvas gracias a la excelente cosecha que habían tenido durante ese año y no se les ocurrió algo mejor que venderlas inventándose la tradición de tomar las uvas de la suerte en el último día del año.
Aunque la primera referencia que se tiene escrita sobre la costumbre de comerse las uvas aparece en el año 1895 cuando el presidente del Consejo de Ministros despidió el año con champán acompañado de uvas y a partir de diciembre de 1896 se cree que es cuando comienza la costumbre de tomarse las uvas en la madrileña Puerta del Sol.
¿Qué se hace en la Nochevieja de otros países?
Como hemos dicho anteriormente, el origen de comer doce uvas en el cambio de año proviene de España donde se utilizan uvas frescas siendo las más consumidas las uvas del Vinalopó. Pero son muchos los países que celebran la salida del año antiguo y la entrada del nuevo año de formar diferentes.
Por ejemplo, en Portugal se toman también doce uvas pero en esta caso, pasas. En Francia es costumbre descorchar una botella de champán mientras dan las campanadas y los italianos comen lentejas para llamar a la prosperidad en el año venidero. En México, Venezuela y Perú comparten la costumbre con los españoles de comer las doce uvas, mientras que en Ecuador y Honduras es costumbre crear un muñeco al que se prende fuego a las 12 de la noche del día 31 para dejar atrás el año recién acabado y comenzar el nuevo con energías renovadas. En Alemania se tiene por costumbre dejar los restos de la cena encima de la mesa hasta el día siguiente para asegurar que no falta comida en esa casa durante todo el año siguiente y en Japón el reloj da 108 campanadas, en vez de 12, representando cada una de ella la desaparación de algún mal o desgracia.
Cualquiera que sea la costumbre que se tenga y el país donde se celebre esta particular fiesta navideña, será aconsejable seguir los ritos establecidos para contar con un nuevo año marcado por el éxito y la suerte.