En el momento en que estamos embarazadas se suele tener muy claro cuál va a ser nuestro comportamiento con las visitas una vez que haya nacido el niño, pero lo que es cierto es que una vez que llega el bebé, nada es cómo nos lo habíamos planteado.
Visitas en el hospital
Normalmente la madre suele permanecer en el hospital durante dos o tres días si ha sido un parto natural y durante ese tiempo lo más adecuado es recibir solamente a la familia más cercana, es decir a los padres y hermanos solamente, ya que lo mejor es ser, a priori, restrictivos y si en un momento apetece ver a alguien en concreto, hacer una llamada para que se pueda acercar.
Volver a casa
El control de las visitas en casa se complica algo más. La gente sabe que durante bastantes días se va a permanecer en casa a todas horas por lo que pueden presentarse en cualquier momento. Por eso es imprescindibles ser claros desde el principio y no se debe dudar un instante en cancelar una cita o “despedir” amablemente a una visita si el bebé se encuentra irritable o si no se tienen simplemente ganas, de igual manera que si dicha visita se alarga demasiado.
Es muy probable que los invitados estén deseando participar por ejemplo en el momento del baño del recién nacido, y si verdaderamente los padres no se sienten cómodos, algo muy probable especialmente en los primeros días, no hay nada mejor que comunicarlo. Tampoco hay que hacer de criados ni camareros con las visitas. Con completa naturalidad hay que invitarles a que se sirvan ellos mismos y seguramente ellos también se sientan encantados de poder ayudar en algo.
A la hora del biberón
Si el bebé es alimentado con leche artificial, va a resultar muy tentados para ciertas vistas querer da la toma al pequeño, algo que debe impedirse. Cuando un niño come del pecho de la madre, no solo se está alimentando de leche, sino también del contacto con la piel de su mamá, de su olor y de las miradas de amor. El bebé que toma biberón con leche artificial, recibe una imitación mucho más pobre del alimento considerado como el más completo del mundo, como es la leche materna, y si a eso se le suma que el biberón se lo de otra persona que no sea su madre, el momento de la comida realmente no será igual para él.
Por algo son muchos los psicólogos que recomiendan que cuando un bebé no pueda recibir los seis meses de lactancia materna en exclusividad que recomienda la Organización Mundial de la Salud, el biberón con leche artificial tan solo debe recibirlo de su madre, al menos por esos seis meses para poder compensar de esta manera la carencia emocional que le supone el no ser amamantado. Con este argumento seguro que podrás convencer a esas visitas que deseen dar de comer a tu pequeño recién nacido.