La obesidad infantil ha ido creciendo en los últimos años hasta casi en un 20% en los niños con edades comprendidas entre los seis y los doce años de edad, llegando a alcanzar niveles considerados como de epidemia a un nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud. Aprende a reconocerla y a ponerle límites a tiempo.
¿Qué está considerado como obesidad infantil?
La obesidad es una acumulación de grasa corporal excesiva sobre todo en el tejido adiposo, llegándose a percibir por un aumento en el peso corporal cuando éste alcanza un 20% más del peso perfecto dependiendo de la talla, de la edad y del sexo del bebé.
Para poder calcular un peso perfecto en niños con edades comprendidas entre los dos y los cinco años de edad, se debe multiplicar la edad de éste por dos y sumar ocho. Por ejemplo, un niño de cinco años debería pesar dieciocho años, aunque por supuesto este método no es exacto, sino aproximado, siendo lo más recomendable consultar al pediatra del pequeño.
Niños con cierto sobrepeso
Muchas personas consideran que tener un niño con mofletes y gordito es toda una hazaña y señal de que el pequeño se encuentra fuerte, bien y con salud. Pero según los expertos en nutrición no es así. No es importante que el niño se encuentre delgado o gordo, sino que esté sano.
Y es que en los últimos años la obesidad infantil se ha convertido en un hecho que puede considerarse como alarmante en ciertos países, incluido España, donde se supone se cuenta con una de las dietas mediterráneas mejores de todo el mundo y en donde hasta hace relativamente pocos años, la incidencia de obesidad en los niños, era muy inferior a la actual.
¿Cuál es la cantidad y qué debe comer un niño pequeño?
Cada niño es un mundo completamente distinto y por tanto no existe esa cantidad exacta que debe comer cada uno, ya que sus necesidades y sus deseos pueden diferir bastante de unos a otros. Por eso es el pequeño el que debe decidir, con mayor exactitud que nadie, cuánta es la cantidad que puede comer, siendo innecesario y hasta perjudicial, obligarle a comer más de lo que pueda.
Por regla general los niños suelen comer más que las niñas, pero en ningún caso es una ciencia exacta por lo que hay que estar pendientes de las apetencias de cada uno en concreto y adaptarse a sus necesidades.
Algo que es necesario tener en cuenta y siempre con el beneplácito del pediatra, los niños deben consumir a diario una dieta sana en la que los fritos, los rebozados, los dulces y las grasas en general, se eviten lo máximo posible, lo que no quiere decir que en un momento dado puedan darse un pequeño capricho.